La equidad de género: El mejor regalo para las madres

 

 

Especial para CLARIDAD

 En mayo de 2014, la talentosa periodista Rosita Marrero, escribió en Primera Hora sobre los orígenes del Día de las Madres que, en nuestro caso, como tantas otras cosas de la colonia, llegó por vía de Estados Unidos.  Allá se legisló para reconocer los segundos domingos de mayo “las labores, el cuidado y el amor” que ofrecen las madres.  Un año después se legisló en Puerto Rico con el mismo propósito y Yauco fue el primer municipio en hacer la celebración.  En tiempos de Abel Nazario, quien está tras las rejas de una prisión federal por actos de corrupción, se seguía escogiendo a la madre del año en el Pueblo del Café.

 Mi recuerdo sobre la celebración del Día de las Madres en la familia se remonta a los primeros años de escuela elemental, cuando todavía vivíamos en Barranquitas. Papi había sido asignado allí por la entonces Autoridad de Fuentes Fluviales para su primer trabajo con esa corporación. Durante cuatro años y hasta que cumplí seis, ese lindo municipio nos acogió   Eran pocos los viajes a Vega Baja debido a los reducidos recursos económicos y a la falta de automóvil.  La travesía era en la “pisicorre” pública de Barranquitas a Comerío y de allí hasta la Parada 15 en Santurce para abordar otro carro hasta el pueblo del Melao Melao. Un último transporte nos llevaría a la Playa de Cerro Gordo, a la casita de una de las abuelas.  Los mareos y otros males causados por las curvas, apenas mitigados por las pastillas de “Dramamina”, no afectaban la alegría de ver a la familia, avistar las guajanas de la caña al bajar la cuesta y disfrutar del azul del mar.  Uno de los viajes indispensables era para la celebración del Día de Las Madres.  Ya no están las mamis, mucho menos las abuelas y quedan muy pocas titis, pero las primas, primos, las parejas que han llegado, y sus crías nos juntamos para mantener esos lazos de cariño y de buenas memorias que compartimos disfrutando de comida casera hecha con mucho amor.  Nos esforzamos antes y ahora por encontrar el regalito que sabemos no es necesario, pero nos ilusiona entregarlo como una pequeña muestra de que nos tenemos y queremos.  Han pasado muchos, muchísimos años desde que la otra Josefina no está, pero todavía la extraño y la siento conmigo.  Supongo que nos pasa a la mayoría de las hijas e hijos que no tenemos la compañía física de quien nos parió.

Las personas que nos juntamos en fechas conmemorativas como es el Día de las Madres, lamentamos la comercialización y también las promociones mediáticas que desvirtúan la imagen de las mujeres y las importantes aportaciones que hacen a la sociedad. También es repudiable la reiteración de estereotipos y de roles que nos son asignados por el Patriarcado, como ser madre para estar “realizadas”, entre otros que contribuyen a perpetuar el discrimen cuya más terrible manifestación es la violencia de género.

Precisamente la violencia machista dejó un saldo terrible a pocos días de la celebración del Día de las Madres. La indignación y la tristeza nos agobiaron desde el martes 9 de mayo en la mañana cuando la expareja de Jesmarie Rivera Santiago, la asesinó en un pequeño colmado de Cataño, a donde fue a comprar desayuno.  El acecho que culminó con el feminicidio de la joven de 28 años, madre de un infante de tres, comenzó el lunes en la noche cuando acudió al cuartel de la Policía estatal de Cataño para informar que había visto el auto del agresor contra el que tenía una orden de protección.  Ella temía por su vida.  Pero el agente que la atendió no hizo indagaciones sobre la Orden, le informó que faltaba información para determinar que la determinación del Tribunal había sido violada y que era necesario consultar a la Fiscalía.  La víctima que había logrado sobrevivir a la violencia del agresor, no prosiguió con el trámite ante la Fiscalía, proceso por el que había pasado anteriormente.  En la mañana del siguiente día continuó el acecho. La joven entró al comercio y le dijo a las empleadas que su ex pareja la estaba persiguiendo. La llamada de ellas a la Policía no tuvo resultados hasta 40 minutos después, según informaron, cuando ya se había perpetrado el noveno feminicidio del año. Al oír las sirenas el individuo se quitó la vida.

Jesmarie ya no puede decir lo que ocurrió en el cuartel de Cataño. La Teniente Coronel Margarita George, quien está investigando si se siguió el protocolo de intervención con los casos de violencia de doméstica, es la que está presentando la versión del agente o los agentes que intervinieron.  Prácticamente ha responsabilizado a la víctima de que no la protegieran, con expresiones como las siguientes: no fue categórica, negó haber recibido algún tipo de comunicación (como si fuera un requisito), se negó a hacer el trámite con Fiscalía, no tenía la orden de protección con ella ( existe un registro de las órdenes en el Negociado de la Policía), que no dio el nombre del agresor (lo que parece inverosímil).  Se atrevió a decir que “Tuvimos una participante que muy lamentablemente no fue cooperadora en el proceso”.  Esto se contradice totalmente con el hecho de que se separó del agresor, volvió a su Patria, estaba pendiente y se dio cuenta de que el agresor la estaba acechando, fue al Cuartel.  Las declaraciones de George la descalifican para continuar con la investigación.

En las postrimerías del Día de las Madres, otra mujer fue mal herida por su expareja frente al hijo menor de edad que procrearon. El agresor está en detención preventiva y la víctima lucha por su vida en el hospital.  Se trata de madres que no tuvieron celebración alguna y cuyos ejemplos deben servir de motivación para unir a la conmemoración de la fecha la exigencia de Paz con Justicia para las mujeres. Es imperativo que el Estado y la Sociedad hagan de la equidad de género un baluarte por el cual luchar.

 

 

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