Israel y Palestina: golpe de gracia en la historia de ocupación, exterminio y resistencia 

La incursión y ataque armado de la organización palestina Hamas en Israel, todavía en desarrollo, no debe sorprender a nadie que conozca, aunque sea de pasada,  la historia de este conflicto y la barbarie y atrocidades sufridas por la población Palestina en Israel y en los territorios palestinos ocupados en Cisjordania ( margen occidental del Río Jordan) y Gaza, por las políticas de ocupación y exterminio del gobierno de Israel y las crueles acciones represivas de su aparato militar y de inteligencia.

Tras el ataque, el gobierno de Israel está lívido, en alerta máxima, y en modo de «tierra arrasada». Le ha solicitado más apoyo militar de emergencia a su padrino y aliado Estados Unidos, y ya el presidente Joe Biden se lo prometió, sobre todo aviones bombarderos y pilotos con los cuales, sin duda, harán arder los territorios palestinos ocupados. Acostumbrado a ser el agresor, el conquistador, el poderoso que actúa con total  impunidad y expande su dominio colonizador sobre los territorios palestinos, la contundente respuesta armada   de éstos sacudió de su zona de “confort” a las autoridades israelíes. Esa mullida zona de comodidad y altos niveles de vida labrados sobre el sufrimiento y la sangre de millones de palestinos inocentes a lo largo de los años y las décadas.

Además, esta incursión inesperada dentro de su propio país los ha dejado en vergüenza. Aunque jamás lo admitan, también tienen miedo. Todo su poderío militar y de inteligencia, y el resguardo de la CIA de Estados Unidos y la M16 de Gran Bretaña, les falló al dejar pasar por debajo de todos los radares un asalto de considerable magnitud y precisión en su ejecución. Fue un operativo diseñado para sorprender, lo cual requiere de mucha agilidad y arrojo – y también de armas y equipo muy difíciles de mantener secretos-  bajo las condiciones en que se vive en Gaza.

Como de costumbre, Estados Unidos, Gran Bretaña y otras potencias occidentales, que son los principales habilitadores de las políticas y acciones genocidas de Israel hacia Palestina, cierran filas con el gobierno de extrema derecha de Benjamin Netanyahu tras la manoseada excusa de que «Israel está amenazado y tiene derecho a defenderse». Lo que no dicen, pero ya el resto del mundo sabe, es que hace rato que Israel pasó de la defensiva a la agresión descarnada sobre Palestina, y muchos países ya no están disponibles  para dar respaldo a un estado de apariencia democrática, pero racista y genocida, que practica estrategias de exterminio hacia una enorme minoría étnica dentro de su población. Esa incomunicación, que dejó en babia a los servicios de inteligencia de Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña sobre este operativo de Hamas, no fue casualidad.  Es signo de que la simpatía y la comprensión casi monolíticas que Israel una vez convocó- en recuerdo del  Holocausto sufrido bajo los Nazis por el pueblo judío- ya se está erosionando.

Lo mínimo que se espera hoy de un pueblo como el judío, que una vez fue objetivo del más brutal sistema de limpieza étnica, es que no repita sobre ningún otro pueblo las atrocidades que una vez sufrió, particularmente si este pueblo es su vecino más cercano.

Un informe de la organización de derechos humanos, Amnistía Internacional, que fue presentado el 1 de febrero de 2022, bajo el título «Israel’s Apartheid against Palestinians: cruel system of domination and crime against humanity», llegó a conclusiones devastadoras sobre las crímenes de lesa humanidad de Israel en las poblaciones palestinas. El informe concluye que Israel debe ser responsabilizado por cometer el crimen de «apartheid» contra el pueblo palestino y serle aplicadas las disposiciones de las convenciones internacionales a países que violan los derechos humanos y cometen crímenes contra la humanidad.

La franja de Gaza, de donde surgió el ataque, es una cárcel al aire libre, donde, día a día, caen despedazados los cuerpos y las esperanzas de palestinos y palestinas. Gaza ha estado bajo estado de sitio desde 2006, año en que Hamas ganó las elecciones del gobierno local. Entre otras medidas de control, Israel: restringe severamente el movimiento de sus residentes y les deniega continuamente sus derechos nacionales y ciudadanos. El bloqueo ha paralizado la economía e impide la llegada de alimentos y bienes básicos, ocasionando la nutrición deficiente y el deterioro progresivo de la salud de 1.8 millones de personas, una tercera parte de la población de Gaza, según datos de 2021. En la salud, solo hay facilidades, equipo y servicios para emergencias. El resto está sujeto al permiso de traslado de las autoridades israelíes. La energía y el agua potable están racionadas a unas horas al día. No hay infraestructura sanitaria y los acuíferos y demás fuentes de agua están contaminados. Hay continuas incursiones militares de Israel, con desahucios forzados de tierras, casas y negocios que han sido de los palestinos por generaciones. Estas se ceden arbitrariamente a nuevos colonos israelíes. En resumen, los palestinos son parias en su propia tierra y miles de ellos mueren todos los años por ejercer el derecho a la protesta, el cual la milicia de Israel sofoca salvajemente. Ya el gobierno de Israel comenzó a desquitarse del ataque con incursiones indiscriminadas a objetivos civiles. Próximamente, ocurrirán los bombardeos masivos a mansalva. Por necesidad, la lucha de resistencia palestina no puede ser una guerra convencional. Se da desde el seno de la población, y las fuerzas israelíes la utilizan para incursiones con objetivo de exterminio del pueblo palestino.

Sin embargo, quedan cosas muy claras ante la incertidumbre del momento. Primero, que los luchadores palestinos armados llevaron a cabo un operativo nunca antes visto dentro de Israel. Que esta acción ha quebrado el cristal de invencibilidad que cubría al estado opresor. Que el nuevo orden mundial emergente no le ofrece respaldo irrestricto ni impunidad a la estrategia de «apartheid» que ha impuesto Israel sobre los territorios Palestinos. Que Estados Unidos, Gran Bretaña y las potencias occidentales se colocan a espaldas de la tendencia mundial, con su respaldo ciego a Israel. Que siguen en aumento las personas en el mundo que cuestionan a las élites globales y su pretensión de hegemonía. Pero sobre todo, sobresale que, a pesar de su dolor, Palestina resiste y se afirma como nación. Y que el Becerro de Oro y sus adoradores tienen los pies del barro que se desborona.

 

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