40 años de Papo Impala está quita’o

Teófilo Torres. Fotos Alina Luciano/Claridad

 

En Rojo

El monólogo, que se ha presentado en escuelas, cárceles y centros culturales, regresa al Centro de Bellas Artes para celebrar cuatro décadas “ininterrumpidas” de comedia

«Con el tumba’o que traen los guapos al caminar» Fotos: Alina Luciano

Con el “tumbao” que tienen los guapos al caminar, una boina y una camisa desabotonada, Teófilo Torres dará vida, como siempre, a uno de sus personajes más notorios. Se trata de Papo Impala, un cocolo acongojado por el vicio, apresado por la pobreza y reinventado por su ánimo picaresco. En 1983, Torres encarnó al salsero por primera vez en el Centro de Bellas Artes en Santurce, a donde regresará el próximo domingo, 20 de agosto a las 4:00 p.m. para celebrar la longevidad de la obra, basada en el libro de Juan Antonio Ramos.

“Considero que se le está dando el destaque que amerita porque es uno de los monólogos que más tiempo lleva presentándose, probablemente, en toda América”, afirmó Torres, mientras acentuó la importancia de sus otros trabajos para descubrirse a sí mismo, como Amigos de la locura, Umpierre y El maestro. “En el caso de Papo Impala, me ofrece la oportunidad          —desde el punto de vista de un ‘tecato’ marginado, rechazado— de profundizar en la propia condición humana”, agregó el actor.

Por igual, Torres mencionó que, aunque pervive el “esqueleto principal” de la obra de Ramos en la narración, mantiene a Papo “al día” con referencias sociales actualizadas y giros idiomáticos. Este reafirmó el carácter urbano de Papo Impala y cómo esa picardía ensayada hizo hincapié en la representación del “buscón” en el teatro.

Asimismo, Torres mencionó que, aunque las causas de una adicción inciden con complejos matices, el vicio de Papo se manifiesta de diversas formas: “Estas adicciones van desde el consumo desmedido a ideas religiosas que supuestamente salvan. También, al uso de pastillas inapropiadamente”, añadió. No obstante, advirtió que todos estos temas se trabajan en el texto subyacente de la obra.

La esencia “echapalantista” de Papo

Papo Impala no se coge pena. Viviendo dentro de sus diferentes condiciones, no renuncia a la perseverancia picaresca que nutre sus cuentos y alienta sus filosofías. “Esta característica que tiene el pícaro y buscón, que proviene del Lazarillo de Tormes, es de un personaje que no sermonea. No promueve ningún tipo de estilo de vida. Se siente en el hoyo, pero quiere salir de dónde está. Echa pa’ lante como sea”, describió Torres.

«Torres disfruta de un momento de su vida en el que practica, diariamente, labores semiagrícolas»

Llevar a Papo al extranjero es como compartir un atisbo de nuestra cultura. La salsa, la jocosidad y el festejo sinfín del salsero resiliente gusta mucho en Latinoamérica, según el actor. “Entre el público que más disfruta a Papo Impala son los hermanos latinoamericanos. Sienten que nuestro español queda muy bien representado a través de Papo Impala”.

No obstante, Teófilo Torres admitió que, siendo un personaje entrañable para el actor y las audiencias, encuentra que el exadicto está inmerso en un “machismo profundo” del que el actor se quiere deshacer.

Fuera del personaje, Torres disfruta de un momento de su vida en el que practica, diariamente, labores semiagrícolas. “Todos los días le dedico horas a los animales; comprarles comida, cortar la grama, supliendo sus necesidades básicas”, concluyó el actor.

Como bala de cañón o rifle carabina, Papo va pa’ encima en agosto, con sus 40 años narrando su poco fructífera hazaña desintoxicante.

 

 

 

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