“Castañer no ha tenido luz en ningún momento”

La falta del servicio de energía eléctrica continúa siendo crítica en lo que a los servicios de salud se refiere. Esta ausencia afecta a las instalaciones de salud en el país que más directa y servicio primario de salud ofrecen a las poblaciones más vulnerables, los pacientes del plan Mi Salud, y a personas no aseguradas. Nos referimos a los llamados Centros 330.

“En Castañer en ningún momento ha venido la luz”, afirmó el director del Hospital General Castañer, Adrián González, quien también administra dos Centros 330 del hospital, uno en Adjuntas y otro en Jayuya, en estos dos últimos el servicio de luz se interrumpe con frecuencia. Tras seis meses del huracán la falta de servicio eléctrico, indicó, es el mayor reto para estas instalaciones las cuales todas quedan distantes de los centros urbanos de sus respectivos pueblos.

“Si nosotros estamos sin luz la comunidad está sin luz y qué pasa hay pacientes que tienen ventiladores mecánicos, máquinas de terapia, concentradores de oxígeno, muchos equipos que funcionan con luz y el que no son tan afortunados de contar con una planta, su salud se ve comprometida”.

A la falta del servicio eléctrico se le suma el reto de la falta de comunicaciones. Describió sobre las torres de comunicaciones, “estas torres muchas de ellas están en el medio de la nada están trabajando con generadores y si por alguna razón no llega el camión de diesel para las plantas se va ajuste la torre hasta nuevo aviso”. Añadió que en días recientes también hubo un incidente con la fibra de la empresa Claro por lo que tampoco hay servicio de ATH e Internet. En el caso de Castañer el problema es más agudo. “En Castañer ahora mismo desde el huracán no hay ATH en todo el poblado; el que necesite efectivo tiene que guiar 40 minutos o Adjuntas o a Lares. No hay cash en la comunidad”. El único lugar donde hay ATH es en la farmacia del hospital por lo que dijo es allí en donde la población ha podido resolver “sus cositas”, es decir hacer compras limitadas.

González narró que por suerte cuando el huracán era inminente el día antes logró que le entregaran una orden de suministros significativa por lo que pudieron afrontar la emergencia y luego han estado recibiendo muchísimas donaciones de diversas entidades no gubernamentales de EE UU.

El administrador oriundo de Castañer dijo que aún con la falta de electricidad tanto el hospital como los dos centros están operando prácticamente normal. “Para mí la incomodidad del generador es común aunque ya yo no sé si mi perfume es mi perfume o el olor a diesel es mi perfume porque en realidad todos asumimos tareas de planta física, director de planta física, la realidad es que no hemos parado de dar servicio”. Admitió que en las primeras dos semanas cambiaron la modalidad de los servicios pero una vez le cogieron el golpe de saber cada cuántas horas hay que apagar la planta, cada cuánto hay que echarle diesel el uso se ha convertido en uno rutinario por lo que ya están funcionando al 100 por ciento.

No obstante a preguntas de CLARIDAD señaló que las visitas al hospital han bajado después del huracán. Al principio tras el paso del huracán el personal del hospital hizo muchas visitas a la comunidad y a los albergues. Ya pasada la emergencia González expuso que puede haber varias razones de por qué la gente no está llegando al hospital. Una, que no hay dinero en la comunidad y la visita al hospital implica gastos, “es como un pasadía”. Segundo, que la gente cuando va al médico le gusta ir bien aseado, y bien arreglado y todavía la comunidad no tiene el servicio de agua. En lo referente al acceso al agua apta para consumo además de la distribución de filtros y agua embotellada el hospital tiene hincado un pozo el cual se mantiene abierto a la comunidad.

Mientras en términos de las condiciones de salud González dijo que el cuadro clínico mas cercano al evento -es decir el huracán- el hospital atendió muchos casos de enfermedades asociadas a la salubridad del agua. Luego del huracán en las primeras semanas recibieron muchos casos de trauma asociados al uso de herramientas y otros accidentes. Pasado el tiempo han continuado recibiendo situaciones corrientes de salud.

Contrario a los comentarios de que ha habido un alto número de fallecimientos en la montaña González dijo que en el hospital de Castañer luego del huracán han tenido una tasa normal de mortalidad. Sí contó que como a tres semanas de pasado el huracán recibió la visita de un equipo de FEMA con 200 “bodybags” y le dijeron que los habían enviado allí a recoger 200 cadáveres. “Creo que en la historia del hospital no se han muerto 200 personas”, reaccionó.

Sobre este particular comentó que al menos la población de la región a las cuales sirven en términos generales aunque tienen muchos pacientes con condiciones crónicas como asmáticos, hipertensos, diabetes, son pacientes regularmente bien longevos. El administrador del hospital comunitario de Castañer destacó y reconoció el compromiso del personal de todos los centros 330. En el caso de Castañer 11 trabajadores perdieron sus hogares y entre las 21 centros que tiene la isla 240 empleados perdieron sus hogares.

Al presente los centros que continúan sin servicio de la AEE y están operando mediante generadores además de Castañer son: Vieques, Culebra, Ciales, Vega Baja, Loíza, Aguas Buenas, Patillas y Arroyo. Según ha informado la Asociación de Salud Primaria de Puerto Rico (ASPPR) que agrupa a los centros 330 en el 2016 estas instalaciones atendieron a 352,172 pacientes: 42,406, (12%) no asegurados; 236,535 (68%) del plan Mi Salud; 33,048 (10%) de Medicare y 34,713 (10%) de planes privados. Mientras un estudio reciente realizado por el economista Vicente Feliciano, de la firma Advantange Business, reveló que estos centros en el 2016 inyectaron $340 millones en gastos operacionales y $146 millones en actividad económica indirecta a las comunidades en Puerto Rico, generaron 2,950 empleos a tiempo completo y compraron bienes y servicios a negocios locales para crear otros 1,740 empleos.

Artículo anteriorHáblame de Elliott: Un hombre que vivió su vida a plenitud
Artículo siguienteSerá otra cosa: Las películas de carretera