Editorial -Se sacude el Pentágono: filtran secretos de Guerra en redes sociales

 

Nuevamente, la filtración de documentos secretos de los servicios de inteligencia militar de Estados Unidos- esta vez relativos a la Guerra de Ucrania- vuelve a estremecer la opinión pública mundial. Tras la filtración, hay ira y estupor en el Pentágono y entre el establishment de la llamada seguridad nacional de Estados Unidos, por esta nueva brecha a la supuesta invencibilidad del aparato de inteligencia de la principal potencia económica, financiera  y militar del mundo. La publicación de dichos documentos parece haber tomado a todo el mundo por sorpresa, en especial a los portavoces y oficiales de la inteligencia estadounidense, ninguno de los cuales han sido convincentes en sus comparecencias públicas, ni han podido aportar datos, y mucho menos explicar lo que ha ocurrido. La prensa estadounidense y del mundo anda sin tregua desde que surgió la noticia, en la búsqueda de cualquier pista que explique lo sucedido, o conduzca a la identificación de un alguien responsable por la filtración de “secretos de estado y de seguridad nacional”, como han sido descritos los documentos filtrados.

Esta nueva brecha  trae el recuerdo de un evento similar que ocurrió hace más de 50 años. En aquella ocasión, los diarios The New York Times y Washington Post comenzaron la publicación de  The Report of the Office of the Secretary of Defense Vietnam Task Force, el informe ultra secreto (top secret)  compilado por un grupo de trabajo especializado sobre la Guerra de Vietnam, y que fue comisionado por el entonces secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert McNamara, para la administración del Presidente Lyndon B. Johnson. Se trató de un documento de 7,000 páginas y 47 volúmenes, donde se documentó con lujo de detalles toda la trayectoria de las intervenciones del gobierno de Estados Unidos en el sudeste asiático entre los años 1945-1967. La publicación de aquel informe, que la historia ha bautizado como The Pentagon Papers  (los papeles del Pentágono), y que concluyó que el pueblo de Estados Unidos había sido engañado por cuatro administraciones presidenciales (Truman, Eisenhower, Kennedy y Johnson) en cuanto a la naturaleza, magnitud y perspectivas de triunfo de su incursión en el sudeste asiático, cayó como una “bomba” en una opinión pública donde ya había cuajado una fuerte y creciente oposición a la Guerra de Vietnam. Eventualmente, Estados Unidos perdió aquella guerra. Fue derrotado militarmente en Vietnam y su humillante salida de dicha región fue negociada bajo la presidencia de Richard Nixon.

Quienes filtraron aquel estremecedor informe fueron dos hombres de consciencia: los analistas de inteligencia Daniel Ellsberg y Anthony Russo, quienes habían formado parte del equipo investigativo y estaban desilusionados por sus hallazgos. Comprendieron en el proceso que lo justo, lo decente y lo moral era revelar la verdad al público estadounidense, por lo que fueron acusados formalmente de violar la Ley de Espionaje. Dichos cargos fueron eventualmente desestimados por un tribunal y su acción reivindicada por la historia.

Una nueva aventura guerrerista de Estados Unidos, esta vez en Ucrania, provoca la más reciente filtración. Aunque menos contundente que los papeles del Pentágono, y anónima hasta estos momentos, los documentos circulados por las redes sociales podrían tener graves implicaciones para las relaciones de Estados Unidos en Ucrania, la Unión Europea y otros países. Según la propia prensa estadounidense, algunos de los materiales publicados contienen información detallada y confidencial  sobre las operaciones en Ucrania, así como informes de inteligencia con gráficas y mapas sobre la realidad reciente en el escenario de la guerra y sobre la sostenibilidad del esfuerzo.  Los principales jefes militares de Estados Unidos están en modo de manejo de crisis, ante los reclamos de países como Arabia Saudita y Corea del Sur, dos de los que se mencionan en algunos de los documentos filtrados.  La confiabilidad de los sistemas de inteligencia de Estados Unidos podría estar en entredicho en esos países comprometidos en los documentos filtrados.

Los portavoces del gobierno de Estados Unidos han calificado la divulgación como una amenaza a la seguridad nacional de dicho país, pero no han ofrecido certeza de que la misma no se vuelva a repetir. Quedan aún cientos de interrogantes en cuanto a la cantidad y seriedad de la información secreta que pueda estar en poder de los llamados “filtradores”, y cuán dañina pueda ser su divulgación para los objetivos estratégicos de Estados Unidos y sus relaciones con otros países. Esto es  particularmente crucial en el incierto panorama de la guerra en Ucrania. El mero hecho de que documentos secretos de Estados Unidos- especialmente relacionados a otro esfuerzo de guerra- hayan podido circular libremente en redes sociales y ser vistos en el mundo entero apunta a que, desde dentro de sus propias entrañas, se está abriendo una grieta profunda en el corazón del engranaje militar y de inteligencia más monstruoso del mundo.

 

 

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