El camino a Santiago de Cuba: Rumbos del Teatro Caribeño (2)

 

Especial para En Rojo

La impresionante presencia de Fátima Patterson flota como una sombrilla sobre cada aspecto del taller-conferencia-festival “Rumbos de Teatro Caribeño”. El taller, diseñado por ella y auspiciado por el Estudio Teatral Macubá dentro de la estructura más extensa del Festival del Caribe-Fiesta de Fuego de Santiago de Cuba, cubre seis días de programas intercalados de “sesiones teóricas”, “talleres prácticos” y “programación cultural” (funciones teatrales y de performance). La mano de Fátima es evidente en cada una de estas actividades.

Mi invitación a participar en “Rumbos” vino en 2020, fue pospuesta a 2021 y entonces de nuevo a 2022, En julio de 2020, durante el confinamiento de COVID-19, Fátima y Macubá compartieron con la plataforma digital Canales Abiertos/Open Channels con base en Nueva Orleans para un taller virtual de teatro caribeño que incluía videos de 23 grupos caribeños, cinco mesas redondas y la participación activa de más de 80 teatreros de Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Brasil, Argentina, Barbados y Estados Unidos.

Ese proceso se repitió en 2021 con una participación activa extendida a Haití, Jamaica, Trinidad y México. De Puerto Rico, artistas y comentaristas destacados han incluido: Pedro Adorno, miembros de Agua, Sol y Sereno y Mareia Quintero; Helen Ceballos, Aravind Ayanthaya de Casa Cruz de la Luna, Pedro Iván Bonilla de Y No había luz; video representaciones de ellos, Deborah Hunt y Awilda Sterling; y de este servidor como moderador de la mesa redonda de Teatro y Ritual. A la misma vez que participaban en Canales Abiertos en 2021, Fátima y Macubá, casi sin recursos técnicos, montó su propia versión virtual de “Rumbos del Teatro Caribeño” del 4 al 8 de julio a través de Whatsapp y los celulares del Caribe hispano y América Latina, creando un doble programa de eventos y conferencias virtuales.

“Rumbos del Teatro Caribeño” 2022 ya iba a ser presencial y los grupos y teatreros caribeños llegarían a Santiago. La plataforma virtual de Canales Abiertos llegaría a Santiago para transmitir el sábado 9 de julio, el último día del festival, desde un teatrito en el segundo piso del Teatro Macubá. Todos hicimos lo posible y los logros son más importantes que lo que no fue posible por la situación económica actual y las limitaciones tecnológicas.

Macubá es un(os) espacio(s) teatral(es) físico(s), es una compañía afrocubana de alrededor de 20 miembros en producción continua y es una idea o teoría de un teatro contemporáneo que también capta la presencia e influencia actual de ondas profundas de herencias, mitos y sensibilidades yorubas y bantúes. Su trabajo tiene base en movimiento y claves, cuerpos y tambores. Cada actor/a mueve y baila, cada gesto o palabra tiene debajo el golpe y ritmo de la memoria africana.

Su obra “Somos mujeres”, dirigida por Fátima Patterson, muestra precisamente estas características. Consiste de acción cantada y bailada al ritmo de tambores. El desarrollo colectivo permite cortas escenas enlazada por el conflicto de una pareja de bailarines. Su entrenamiento es clásico, de ballet, pero aquí su estilo es más de salón de baile elegante que recuerde la dominación masculina, el intento de la mujer de liberarse, el uso de fuerza para mantenerla cerca y controlada, la hostilidad del rompimiento, la separación y el eventual reencuentro independiente, sin rencores ni ataduras. La configuración y reconfiguración del reparto subraya esta acción.

Con ese contexto visceral, encontré aún más impresionantes los cuatro monólogos que terminan la obra. El primero es de Blanche DuBois de “Un Tranvía llamado deseo” cuando refleja sobre cómo no pudo entender su gentil joven esposo y provocó su suicidio. Entonces Medea confiesa sus razones para matar a sus hijos –también hijos de Jasón– y llevarse sus cuerpos con ella. En el tercero Fedra admite que ha causado la muerte de Hipólito por venganza a su rechazo. Pero el más conmovedor es el de la Novia de “Bodas de Sangre” cuando se entrega a su suegra después de la muerte del Novio.

Ningún personaje representa una mujer ejemplar, de acciones cuerdas ni justas. Pero el punto, me parece, es que actúan independientemente según sus propios criterios y están dispuestas a aceptar la responsabilidad de sus acciones. “Somos mujeres” comienza con Fátima en escena para salir con ritmo por la pasarela que divide la sala. Al final, ella re-entra en escena por la misma ruta y la obra termina. Es un tributo a la mujer cubana, a la mujer universal y a esta directora-coreógrafa-dramaturga que ha forjado su grupo, su teatro y su propio festival dentro del Festival del Caribe a través de treinta años.

La mayoría de grupos cubanos invitados al Rumbos del Teatro Caribeño no pudieron llegar por la crisis de petróleo que describí en la parte I de este ensayo. Mateo Pazos presentó su trabajo unipersonal sobre personajes históricos de Santiago en el teatro grande del Cabildo de Santiago. El grupo Palabras del Viento llegó de Holguín con fábulas folklóricas escritas por Miguel Barnet, el grupo afrocubano-afroamericano de baile, Oyu Oro Dance Ensemble, llegó de los Estados Unidos y hubo varios otros grupos y performeros locales.

Fotos cortesía del autor

La obra que más captó la atención de los públicos santiagueros fue “Animalia” de Helen Ceballos de Puerto Rico. Helen nace en la República Dominicana, se cría y educa en Puerto Rico y la UPR-Río Piedras y termina estudios de posgrado en teatro en Buenos Aires. Sus asombrosos performances en vivo y video enfrentan de manera visceral-corporal la violencia socio-económica caribeña de desigualdad, racismo y pobreza, de la in/migración y las yolas de vida y muerte, el abuso doméstico-sexual contra la mujer y los prejuicios contra ser “queer” en una sociedad hetero-patriarcal. La fuerza y vulnerabilidad del cuerpo femenino asume un papel focal en su trabajo, y ella somete su cuerpo a los riesgos de agua, el piso duro, desnudez y fuego mientras cuenta de una boda de traje blanco de novia, la ducha de agua fría que parece arrancar violentamente ese traje y la lleva desnuda en yola para escapar una agresión y entrar en otra y finalmente para ascender al techo al lado del patio para purificarse en una falda de fuego.

Este proceso ritual dura no más que 15-20 minutos al aire libre en el teatro del patio del Cabildo de Santiago. El público, de pie, sigue cada movimiento, cada gesto, cada palabra, hipnotizado por acciones reales, profanas y a la misma vez consagradas por el dolor de contar y re-vivirlas. Es un momento tan frágil y efémero que se convierte en memoria fija y grabada –algo una vez visto que no se puede olvidar. Esto se llama “Animalia”, y con la ayuda técnica de su hermana Camila, Helen dejó su publico cautivado, casi sin respiración y así deja su huella en Santiago.

Cuando doy talleres de máscaras en el Caribe, como he hecho durante los últimos 15 años, he aprendido a llevar todo conmigo. Tuve una matrícula de 18 y llevé 18 camisetas negras, cartón y plástico para 20 máscaras, pintura acrílica, pinceles, pegas, papel para papel maché, cuchillos exactos, tijeras, tape, telas, tachuelas de papel . . . todo. Y usamos todo.

Cada participante –15 estudiantes de 17 y 18 años de la escuela de teatro y tres jóvenes miembros del grupo Macubá—imprimió su camiseta como vestuario y creó una máscara de cartón para una muestra teatral y otra de plástico y papel maché para una comparsa en el segundo desfile de la Fiesta del Fuego –la quema de la culebra.

Trabajamos en sesiones de tres a cuatro horas del lunes al jueves y el viernes ensayamos con tambores antes de presentar nuestro trabajo “Lobo de miedo; Lobo de amor” al público reunido en el Café Teatro Macubá. Como director-autor del proceso no puedo comentar sobre el resultado. Como maestro del taller, puedo decir que el grupo fue uno de los mejores que he tenido nunca. El único grupo que compara a estos jóvenes cubanos fue uno de estudiantes de la Escuela Edna Manley de Artes Visuales y Dramáticas de Jamaica que dirigí en 2011. Tener este grupo talentoso y comprometido hizo cumplir con la invitación de Fátima y finalmente participar en el Taller fue un enorme privilegio.

En julio de 2020 y de nuevo en 2021 Canales Abiertos/Open Channels sirvió la doble función de mantener el contacto entre teatreros caribeños, especialmente de Cuba, la República Dominicana, Puerto Rico y Nueva Orleans (como punto focal de la diáspora caribeña), y resaltar la creatividad y centralidad de Santiago de Cuba, el Festival del Caribe y el Estudio Teatral Macubá como el eje del teatro afrocaribeño. Proveyó un servicio esencial que sobrepasó sus propósitos originales para renovar un diálogo que cruzaba barreras políticas, geográficas y lingüísticas.

Regresar al teatro presencial, y especialmente a “Rumbos del Teatro Caribeño” y el Festival del Caribe en vivo en Santiago de Cuba, ocasionó cambios en la estructura de Canales Abiertos. La sesión de cuatro horas el sábado 9 de julio tuvo una participación dividida entre las personas agrupadas en la salita/teatrito de Macubá (incluyendo los fundadores del proyecto) y las que conectaban y dirigían la programación desde computadoras individuales del Caribe y Estados Unidos. El sentido de separación entre los elementos vivos de mayor interés, por un lado, y discusiones con dirección virtual, por otro, indica que, para sobrevivir fuera del ámbito de lo estrictamente virtual, Canales Abiertos tendrá que reinventarse.

En la primera parte de este ensayo, describí las dificultades de llegar a Santiago de Cuba. Pero gracias a Fátima Patterson y los increíbles miembros y estudiantes del Estudio Teatral Macubá, pasé seis días inolvidables de buena fe, amistad, cooperación, trabajo, desfiles, performance y funciones de teatro. Las horas en la carretera entre Santiago y La Habana no borraron ni una huella de la alegría y satisfacción artística-cultural de esa experiencia.

 

 

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