En Rojo
En la 1era parte de este ensayo, escribí de los ensamblajes de Daniel Lind Ramos en la exhibición “El Viejo Griot – La historia de todos nosotros” en el museo MoMA PS1 en Long Island City en Queens, Nueva York, y describí “El Viejo Griot” y “Baño de María” de manera detallada.
MoMA PS 1 es una ex-escuela pública grande y con una relación interactiva con su comunidad inmediata a través de sus clases, charlas con artistas y su extenso patio exterior para ferias y noches de fiesta. A la misma vez está a solamente dos o tres (depende de la línea) paradas de subway de Manhattan y el MoMA (Museum of Modern Art) original de la calle 53.
La ventaja de MoMA PS1 es que ofrece, a un artista como Lind Ramos, un espacio de ocho salas para desarrollar un proyecto grande y complejo y dejarlo expuesto a través de varios meses. Para el público dentro del museo, diferente al rusheo de la muchedumbre de turismo del MoMA de Manhattan, el ambiente auspicia un ritmo de poder contemplar y apreciar todos los componentes de las exhibiiciones sin interrupciones o el forcejeo de muchos cuerpos todos viendo el mismo arte.
Hay un flujo de espectadores pero con una conducta más del “flâneur” que Walter Benjamin elabora en el “Libro de los pasajes” (The Arcades Project) que el ambiente casi hedonista que produce el consumo turístico del “Arte”. Así como flâneur (paseante) visité “El Viejo Griot” tres veces, una vez acompañado por el artista, por dos días seguidos y hasta entré en conversaciones con curadores de otros museos en el proceso.
De todas las piezas, me atrae especialmente “Centinelas” por su aún más amplia utilización de una diversidad de materiales usados y deshechos rescatados, para crear la imagen multifacética de las mujeres guardianas y protectoras de los mangles de Piñones y Loíza. Dentro de esta diversidad, cuento por lo menos seis máscaras hechas de formas y materiales diferentes. Para mi, la más prominente es de cartón y tiene la forma del “Viejo”, personaje tradicional de las fiestas de Santiago Apóstol, con manta de arpillera y una corbata larga hecha de telas rojas, amarillas y verdes, los colores de Loíza, y un tocado negro que junta la máscara con un óvalo azul de madera como trasfondo.
Una segunda es una olla de acero inoxidable con una manta de arpillera y un punto agudo (de penca, creo) encima juntado por una soga azul. Una tercera tiene el hierro mohoso de una asada usada como cara y la cubierta de la secadora de pelo profesional como cabeza y arpillera y lona azul atrás. La cuarta da la impresión de una cara hecha de tela o lona gris con un tubo claro para respirar y un deshecho de una máquina plástica que crea la impresión de un casco de conquistador español. Otra es una paila reclinada llena de palos recortados con un brazo largo que toca un tambor.
Con una olla de aluminio ennegrecida como cara, otra figura enmascarada muestra una cabeza de lona de FEMA formada y fijada con tachuelas de muebles. Un plástico redondo blanco que parece la tapa selladora de un zafacón y con aros de soga y un tubo plástico azul y arpillera por dentro, forman otra máscara-figura. Tiene un cuello de soga roja, un cuerpo de cortina o manta de mesa y un brazo largo de penca de palma que termina en el punto del cuchillo de un machete. Estas guardianas de la vida silvestre y vegetal de los mangles de Loíza representan una milicia afrocriolla, ya femenina, que continúa su vigilancia contra fuerzas invasivas y explotadoras.
Cada ensamblaje de “El Viejo Griot” cuenta su historia. “María de los Sustentos” proyecta un sentido de fogón y alimentación. Con una plancha de acero central, incorpora cacerolas grandes y sartenes más fragiles, su altar de cocos por frente divide la plancha para crear la impresión de dos piernas anchas como bases. Dos remos, uno con una hacha y el otro con un martillo encima, establecen los limités laterales mientras la parte más alta muestra una cara de olla y un tocado que apoya un envase de higüera y cucharones de cocina. Sin embargo, la red de pescar que sirve tanto como velo facial como vestido es el objeto, como la proa del bote de “El Viejo Griot”, que entrelaza y crea su sentido visceral y temático.
“María Guabancex” sugiere el cemi “la señora de los vientos” e integra los artículos y materiales de construcción arrastrados por los vientos destructores del huracán. “Ambulancia” rinde homenaje al apoyo y cuido ofrecidos por la comunidad a las víctimas de María y especialmente durante el primer año de la pandemia de COVID-19. Por razones de espacio no puedo describir todos ellos, pero los ensamblajes de Lind Ramos continuan “de pie”, abriéndose de sala en sala en MoMA PS1 combinando magnitud y masa con increible detalle, precisión de fabricación y asombrosa sensibilidad táctica que transforman sus especifidades locales en una visión trascendente y global.
La tercera parte de este ensayo saldrá publicado la próxima semana