Las mujeres hemos sentido el impacto particular de la deuda causada por las malas administraciones de los partidos que se han turnado la dirección del país. Sentimos en carne propia la falta de soberanía y las políticas abusivas de la Junta de Control Fiscal de las cuales es cómplice el gobierno.
Por Josefina Pantoja Oquendo
Especial para CLARIDAD
En saludo al 45 Festival de Claridad y al 60 Aniversario del Periódico de la Nación
La fanaticada de CLARIDAD espera con entusiasmo el inicio del cuarenta y cinco aniversario del emblemático Festival que visibiliza, más que en cualquier otro momento, el periódico del independentismo puertorriqueño y de todas las causas justas que se levantan como banderas para que el pueblo boricua tenga la vida digna que se merece. Estamos haciendo toda suerte de conjuros, rezos, invocaciones y llamados a la esperanza para que los cielos estén despejados, brillen las estrellas y la luna nos regale sus mejores caras, postergando la lluvia, tan necesaria en algunas áreas, para luego que celebremos el mejor Festival de la Isla. Por supuesto, que todo el año continuaremos la celebración de las seis décadas de CLARIDAD.
Entre las muchas banderas de lucha que el periódico de la Nación destaca está la que libramos las mujeres y sectores aliados por la equidad y la justicia, antónimos de la discriminación, la opresión y la violencia que en el siglo veintiuno todavía nos persigue. Esta columna que escribo desde hace tanto tiempo que no recuerdo cuando comencé, es muestra de ello. No es la única pues también hay noticias nacionales e internacionales sobre el tema, amén de los múltiples y excelentes En Rojo que se han publicado alrededor del 8 de marzo y del 25 de noviembre, Día Internacional en Contra de la Violencia Hacia las Mujeres, los cuales son de colección. Precisamente, pocos días después del Festival, tendrá lugar la conmemoración anual en la cual las mujeres recordamos a las antecesoras que sin temor y en las peores circunstancias lucharon por derechos que hoy tenemos y que nosotras buscamos retener y ampliar.
La Coalición 8 de Marzo que integran organizaciones de mujeres, defensoras de los derechos humanos, sindicatos, organizaciones políticas, gremios profesionales y compañeras en su carácter individual, ya ha hecho el llamado a una gran concentración a partir de las 2:30 de la tarde en la Milla de Oro, frente al edificio Seaborne, donde tiene sus cuarteles la Junta de Control Fiscal. Con el lema de 8 de marzo Contra la Deuda-Paro de Mujeres y un hermoso logo, las exigencias que haremos este año en pro de la equidad son precisamente ocho y están dirigidas a las áreas de vivienda, salud, educación, autonomía de los cuerpos y aborto seguro, derechos laborales y de retiro, seguridad pública y violencia machista y mujeres inmigrantes. La actividad será dedicada a la heroína nacional Lolita Lebrón en ocasión del Centenario de su nacimiento y a la población “queer”, no binaria y de sexos diversos; sector más que invisibilizado y discriminado en la sociedad. La dedicatoria es evidencia clara de cuan importante es para las luchas de las mujeres la defensa y celebración de la diversidad.
El concepto del PARO no es el tradicional de cerrar los talleres de trabajo, pero sí detenernos en las actividades diarias, en el desempeño de labores asalariadas, del hogar, del consumo en los comercios, en los estudios. En fin, hacer un alto en la cotidianidad para conversar sobre el discrimen, la invisibilidad de las mujeres, los retos que enfrentamos; protestar por ello y exigir políticas públicas que atiendan nuestras necesidades. Después de todo, somos mayoría poblacional y votante, con importante participación en el mundo laboral y responsabilidades extraordinarias en el cuidado de la población, en la reproducción de la fuerza de trabajo por medio de las menospreciadas labores domésticas.
En el caso de Puerto Rico las mujeres hemos sentido el impacto particular de la deuda causada por las malas administraciones de los partidos que se han turnado la dirección del país. Sentimos en carne propia la falta de soberanía y las políticas abusivas de la Junta de Control Fiscal de las cuales es cómplice el gobierno. Son en su mayoría madres de estudiantes con diversidad funcional las que represento porque sus hijas e hijos permanecen en los hogares sin transportación para acudir a la escuela o porque no cuentan con personal de apoyo que les asista mientras están en clases. Viven desesperadas, obligadas a renunciar a los precarios trabajos que tenían debido a que constantemente eran llamadas para que recogieran su estudiante cuando su diagnóstico ocasionaba una conducta que no podía ser manejada en el salón. Ni hablar del desmantelamiento del sistema universitario del estado en perjuicio del estudiantado y del personal docente y no docente cuyo plan de retiro está gravemente amenazado.
Para exacerbar el deterioro y retroceso de nuestros derechos, la legislatura colonial abusa de su poder impulsando proyectos como el 950 del Senado que limitaría de forma extrema el derecho al aborto. Aunque fue enmendado debido al activismo del movimiento feminista para sacar tremendas barbaridades del gusto de la senadora-pastora Nayda Venegas Brown, todavía da lugar al cierre de clínicas que ya están suficientemente reglamentadas. La consecuencia es el peligro que tendría para la salud sexual y reproductiva de las mujeres pobres recurrir a procedimientos clandestinos al no poder asumir el incremento en costos que los requisitos impuestos a los espacios existentes conllevarían. Terminamos el 2018 con 24 feminicidios y una cantidad sorprendente de mujeres desaparecidas y el panorama no ha mejorado este año. Los rostros de sufrimiento que vemos frente al Instituto de Ciencias Forenses reclamando sus muertos son mayormente de madres. Las muestras de material genético (“rape kits”) que permanecen por miles sin procesar allí son de las mujeres violadas, cuyos agresores están en la calle.
Como trabajadora de Servicios Legales de Puerto Rico, donde me desempeño como abogada, este 8 de marzo tiene también gran significado porque la gerencia del Programa ha dejado a la Unión de Abogados y Abogadas sin convenio colectivo, nos ha despojado de derechos adquiridos a través de décadas. Sin convenio estamos desprotegidas, pero además nos indigna que se estén tomando decisiones propias de empresas privadas con afán de lucro y no de una entidad que fue creada por el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico para servir a la población indigente del país. Es el personal que ofrece servicio directo el que viabiliza se le haga justicia a la clientela y denunciaremos en las actividades del Día Internacional de la Mujer que las trabajadoras de Servicios Legales estamos recibiendo una cuña de nuestro mismo palo.
Espero saludarles en el 45 Festival de CLARIDAD, disfrutando de la oferta cultural, artesanal, de amistad y solidaridad que allí se ofrece, pero también ayudando en todo lo que podamos desde la Claritienda y otros escenarios. Desde allí estaremos promoviendo también la actividad conmemorativa del 8 de marzo, en la cual, insisto, debemos participar con el entusiasmo y la militancia que nuestras antecesoras esperarían de nosotras.