Un 21 de febrero de 1848 se publicó este folleto que, como espectro, espantó a las clases privilegiadas y encantó a grandes sectores de las explotadas.
La primera vez que me topé con el Manifiesto fue en Walgreens de Dorado, para cuando estaba en la escuela superior -ejemplo, supongo, del desarrollo dialéctico de la historia-. En su momento no lo comprendí del todo. Lo que entendí supongo que lo hice de manera simplista. Obviamente las -supuestas- alusiones a Hamlet en la primera oración ni las sospeché. Sin embargo, hubo ciertas nociones e intuiciones que se quedaron. Quizás esas, unidas a la huelga estudiantil de 2010, fueron las que me llevaron a todos esos proyectos que hoy forman parte de mi vida. Pasaron varios años antes de volver al texto. Cada vez que vuelvo, me gusta e impresiona más.