Israel-Palestina “El conflicto va a escalar”

Soraya Asad Sánchez. Foto: Alina Luciano/CLARIDAD

 

CLARIDAD

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“Dios quiera que se resuelva permanentemente y esa sed de odio se disipe y que ya se llegue el punto de que ambas partes digan ya nos hemos hecho mucho daño, vamos a ceder incluso por el bienestar de esas futuras generaciones porque no hay razón para el exterminio. Los judíos están haciendo lo que les hicieron a ellos con el aval del club de amigos”.

Es el clamor de Soraya Asad Sánchez, una palestina-boricua ante la actual situación de guerra que enfrenta a palestinos y a judíos israelitas. Su padre, palestino musulmán, llegó a la isla alentado por un primo comerciante que ya vivía aquí, quien le facilitó una de sus rutas de venta de textiles. Fue así que en Naguabo conoció a la joven que se convirtió en su esposa. Del matrimonio que aún dura nació Soraya y sus dos hermanas, quienes fueron criadas entre las dos culturas: la cultura puertorriqueña y la cultura palestina. Con hermanos menores de su padre que se quedaron a vivir en Palestina, la familia Asad Sánchez mantiene relaciones estrechas.

Tan reciente como en los meses de junio y julio, Soraya visitó a su familia paterna en el pueblo de Turmusaya, cerca de Ramala, en Cisjordania, en donde fue testigo de la invasión del pueblo por parte de colonos israelitas. “Nos atrapó a nosotras allí. Lamentablemente,  una de mis cuñadas perdió uno de sus sobrinos, un joven de 27 años. Cuatrocientos colonos invaden el pueblo, un pueblo tranquilo; es una aldea, todo campo. Entraron por la parte del frente del pueblo y por la parte de atrás, y comenzaron a quemar casas. Es la época en que van muchas personas de América para allá, van a ver sus familiares con sus hijos, para que sigan con sus costumbres, idiomas, la religión”.

Sobre el ataque a Turmusaya y las circunstancias en que murió su pariente, continúa narrando que los colonos israelitas estaban quemando casas, y que a una de las casas donde estaba una abuela con sus nietos le prendieron fuego y le cerraron por fuera la puerta, con madera, para que no pudieran salir. Su pariente, junto a otro joven, comenzó a sacar las maderas para que la familia saliera, y los pudieron sacar. Pero cuando se dirigen a otra casa, entre el humo y gritos, se encuentran a dos militares, uno que está de pie y otro que está gritando, y ahí estos le disparan al pecho. El joven dejó huérfanos a un niño de tres años y a una niña de uno. En mayo, mataron a un joven palestino de 16 que estaba en una finca recogiendo pepinillos. El disparo fue por la espalda, desde una colonia arriba.

Ante los ataques de los colonos, acompañados por policías y el ejército, la  única defensa de los palestinos es tirar con piedras o lo que encuentren, describe Soraya. Antes, el rol era más de los hombres, pero ahora las mujeres también salen a luchar.

El ataque de Hamás

Soraya, quien es maestra de historia, expone que la actual situación tiene varios factores.  “Entre esos factores tenemos un pueblo que está desgastado, totalmente desgastado. Muchas promesas, muchos intentos, muchas negociaciones. Ya se han dado cuenta de que están siendo utilizados. Años de opresión, años de violaciones de derechos humanos. Cosas tan esenciales como el derecho al agua. ¿Y por qué me vas a cortar un suministro de agua en una aldea como Turmusaya, de donde es mi familia, y a otros pueblos? ¿Cuál es la necesidad de privarme de unas necesidades básicas? Vemos frustraciones en esos intentos, vemos la gran cárcel al aire libre que todo el mundo sabe que es Gaza”.

La joven  apunta que hay  unos sectores en específico, gobiernos de ambas  partes, así como  grupos extremistas, interesados en que no haya un verdadero proceso de paz en Palestina. “Porque esa es la hipocresía que se da ahí”.

Esta reconoce que los palestinos tienen una división que cada vez llega a la frustración de “mira lo que teníamos y mira con lo que nos estamos quedando”. Vemos que en unos procesos de negociaciones que se han dado, cuando los palestinos están a favor, los judíos dicen que no. Y cuando los judíos dicen que sí, los palestinos dicen que no. O sea, estamos en ese juego”.

Su apreciación es que hay un desgaste de conciencia, en el sentido de que el pueblo Palestino se siente traicionado incluso hasta por la misma comunidad árabe regional. Al respecto, trae a la atención el acuerdo de  Camp David (1978), en que Egipto reconoció la existencia de un estado nacional israelí, y mucho antes, lo que se conoce como la declaración de  Balfour (1917). “Toda esa planificación de que tú abandonas Europa a partir de 1881 porque fuiste perseguido en Europa central, vienes acá a Palestina y empiezas a desarrollar todo un plan para que haya una migración masiva judía, creando entonces un Estado judío de la nada. Yo no lo reconozco como un estado judío. Yo lo reconozco como un gobierno sionista de usurpación en la Palestina ocupada. Así de sencillo. Cuando matan palestinos, eso no llega a ninguna parte. Si dicen algo es porque se filtró y llegan a un extremo en que dicen, pues mira, sí, lo mataron, pero sigue nuestra vida. ¿Pero quiénes controlan los medios de comunicación?”

En tono enfático Soraya defiende  que los palestinos es un pueblo que no está en igualdad de condiciones de lucha, un pueblo que no tiene los medios de comunicación. Es un pueblo que  está en una olla de presión, al punto en que va a explotar. Esa es la situación que se tiene.

“Muchos están justificando lo que pasó. Hamás es un grupo combatiente, que no es lo mismo que la Autoridad Nacional Palestina”, acota.

En esa dirección, plantea que un punto que hay que observar y del cual no se ha hablado es que el Hamás que cometió el reciente ataque es otro Hamás. “Hamás nace en la década del 80 y, antes, había dentro de esos grupos extremistas con unos códigos de vamos a atacar el ejército, a atacar puntos claves no civiles. Si me matas un civil a mí, entonces voy atacar una guagua de civiles y la vuelo en pedazos. Pero entonces mataron a los viejos líderes y entran jóvenes, si vemos las imágenes son jóvenes. Esos jóvenes tienen un contacto y una visión diferente, ¿y cuál es su punto de referencia?  Hay analistas que no quieren vincularlo, pero en la práctica, cuando se mira, es la práctica de Isis. Eso de decapitar niños, eso no lo hacía Hamás antes”.

Al insistir en que  este Hamás es una estructura totalmente diferente a la anterior, expresa que no cree que al ejército israelí el ataque (en Kibutz, en pleno desierto de Neguev,  próximo a la franja de Gaza) le haya tomado por sorpresa.

Soraya pone en contexto que dentro de Israel hay una lucha interna, ya que el pueblo  israelí no quiere a Netanyaju, lo que ha quedado evidenciado en masivas demostraciones. Su conjetura es que para Netanyahu, quien está acusado de corrupción, lo que está pasando le facilita una unificación de fuerzas para salir como el héroe y le da mano libre para hacer lo que quiera y lograr el apoyo de la comunidad internacional, es decir, Estados Unidos, Francia e Inglaterra la cual la joven describe como “un club de amigotes”. De hecho, el primer ministro Netanyahu, tras el ataque de Hamás formó un llamado “gobierno de unidad de emergencia” con sus opositores.

En esa línea, señala que Israel ha ignorado el llamado del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de pedir al Gobierno de Israel que tenga compasión, permita la ayuda humanitaria a Cisjordania y detenga  los ataques a Gaza. Soraya expresa que tampoco puede negar que haya palestinos dentro de las filas de Hamás. “Cuando venimos a ver, esta situación ahora mismo está fuera de control. Está Netanyahu fuera de control. Le está diciendo la ONU que abra ese corredor, y a él no le importa, tiene mano libre. Los que le interesaba que hablaran, ya hablaron: la Unión Europea y EE. UU.”, denuncia.

El conflicto va a escalar

Para Soraya Asad no hay duda de que el conflicto va a escalar como ya ha ocurrido. Al respecto indica que Hamás tiene dos objetivos: uno, eliminar el Gobierno de Israel, y dos, que esos palestinos que están Cisjordania se unan a sus filas. Además, de ese lado también hay una lucha de los que dicen que hay que seguir la línea de Arafat de negociar, porque saben que tienen las de perder, porque no están armados, y los que ven que la única forma que tienen de armarse es entrar al terrorismo. Prosigue con que el caso palestino israelí  tiene muchas vertientes, que hay  problemas internos dentro del Gobierno sionista en la Palestina ocupada y conflictos dentro de la Palestina de Cisjordania y la Palestina de Gaza. A eso se le suma el silencio de los medios de comunicación, cuando se trata de palestinos, y las noticias falsas, “eso también empeora la situación de un pueblo que ha sido oprimido por décadas”, repara.

Para el pueblo palestino el tema de la paz es parte de la vida diaria. No parece ser así por parte de Israel. Un ejemplo son las palabras de la política israelí, Ayelet Shajed, del Partido Hogar Seguro, de derecha religiosa, quien hizo declaraciones de que si se mataba a las mujeres palestinas se acababa el problema.

Otro aspecto que señala es que para muchos palestinos el presidente Mahmud Abas, de la Autoridad Nacional Palestina, se ve como la marioneta del Gobierno de Israel. Todavía están los fieles a Arafat e incluso hay algunos que dicen que para que la situación no siga empeorando y quedarse sin nada, aceptan la intervención del derecho internacional. No obstante, Soraya se cuestiona por qué a los demás países les hacen cumplir las resoluciones de la ONU y con Israel se hace la excepción. A su juicio es porque ahí existen intereses económicos y políticos bien fuertes.

Asad llama la atención al hecho de que cuando Hamás ganó las elecciones de manera democrática en Gaza (2006), Israel no presentó oposición porque pensaba que eso iba eliminar a la Autoridad Nacional Palestina.

En tanto, la joven palestina-boricua señala la postura de los gobierno de los otros países árabes de la región los cuales hasta el momento se han mantenido al margen, debido también a las divisiones internas dentro del mundo árabe.  “Me  refiero a los líderes, porque los pueblos se manifiestan antes que los líderes. Ya están en distintos lugares manifestándose para que se dé, por fin la libertad de Palestina. Mucha gente se pregunta cómo se puede hablar de libertad después de esta masacre. Pues por lo mismo que cuando se dan las masacres contra el pueblo palestino. Así que es una situación bien delicada. En estos momentos, las relaciones internacionales están tomando un nuevo giro. Hay que tener cuidado con las noticias y videos falsos que están colocando. Y claramente se está replanteando ahora cuál va a ser el rol de la comunidad árabe en esta situación”.

Como hija de palestino expresa: “Ya es tiempo de que se reconozca que sí hay una ocupación en Palestina, que ha llevado unos violaciones de derechos humanos por décadas en  que ha habido en ciertos momentos de la historia buena fe de ambas partes. Subraya que tiene que quedar claro que esta acción de Hamás la mayoría el pueblo palestino no la aplaude. “Ya es momento de hablar y negociar. La acción de Hamás es el resultado de años de frustraciones, abusos, maltratos, ocupación y violación de derechos humanos”.

 

 

 

 

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