Jugando a Promesa

 

 

 

Especial para En Rojo

En el 2022 se publica el juego de mesa Promesa. Tal y como señala el título, este toma como inspiración la ley PROMESA impuesta por el gobierno de los Estados Unidos en el 2016 para enfrentar la crisis económica y administrar el pago de la deuda que aún afectan al país. También, y según su creador, Mikael Jackobsson, coordinador del MIT Game Lab, Promesa es una respuesta directa a otro juego de estrategia, Puerto Rico, que coloca a la isla en un pasado colonial indeterminado y cuya premisa radica en la explotación de mano de obra esclavizada y la extracción de recursos naturales. En cambio, Promesa se inscribe en el presente y los jugadores deben deshacerse de la deuda del país invirtiendo en su educación, servicios sociales e infraestructura de la isla.

Lo primero que destaca del juego es el arte del tablero. Este fue desarrollado por la artista gráfica puertorriqueña Rosa Colón Guerras, quien se desplazó alrededor de la isla identificando espacios de importancia cultural y ecológica. Al echarle un vistazo se pueden ver edificaciones emblemáticas como la Torre de la UPR, el Observatorio de Arecibo, el Museo El Cemí en Jayuya y el Parque de Bombas de Ponce, que dan cuenta del patrimonio cultural de la isla. Asimismo, el jugador puede identificar sin problemas reservas naturales como el Bosque Seco de Guánica, el Cañón de San Cristóbal y El Yunque, que subrayan la biodiversidad del país. La cartografía del tablero echa a un lado las escalas y las proporciones de los lugares seleccionados para visibilizarlos. Si bien el resultado de este efecto hace que el tablero se parezca a un mapa turístico, al menos los jugadores no se enfrentan a una tabula rasa como en muchos otros juegos de estrategia.

Promesa también destaca por ser un juego colectivo, es decir, o ganan todos los participantes o nadie sale victorioso. Pero y ¿cómo se juega? El juego incluye a un grupo de piedras negras sobre una balsa de silicona azul, que se coloca en el centro del tablero. Estas piedras representan a la deuda acumulada por el gobierno de Puerto Rico y adjudicada al pueblo. La balsa azul a su vez simboliza los miles de toldos azules utilizados después del embate del Huracán María y que todavía cubren miles de estructuras a casi seis años del evento atmosférico. Los jugadores tienen que empujar la balsa fuera de la isla sin que ninguna de las piedras de la deuda caiga fuera de la barcaza. Para hacerlo, el equipo debe invertir en la educación, los servicios sociales e la infraestructura del país. Estos servicios están representados por piedras preciosas de color verde, azul y amarillo, respectivamente. Cada jugador va agregando las gemas de colores a la nave azul, que le permiten a los jugadores completar ciertas acciones, como eliminar algunas de las piedras de la deuda o empujar la balsa de regreso a Washington, D.C.

Al igual que en los géneros de la ciencia ficción y la fantasía, en muchos juegos de estrategia dominan escenarios que reproducen las ansiedades del colonizador frente al colonizado. Muchos tienen como meta instalarse en escenarios imaginados o remotos para extraer recursos naturales, explotar grupos marginados y colonizar una región determinada. The Settlers of Catan y Puerto Rico son algunos ejemplos emblemáticos. En respuesta a este discurso generalizado, Jakobsson decidió desarrollar un juego de estrategia anticolonialista. En el verano de 2018, se trasladó desde Boston hasta Puerto Rico para entrevistar a un grupo de residentes y asesorarse con académicos de la isla sobre la crisis que aún atraviesa el país, identificar los problemas centrales que la enmarcan y explorar si alguna de estas problemáticas podría servir de premisa para diseñar un juego de estrategia. Después de semanas de investigación y análisis, se decidió por el tema de la crisis de la deuda y por los toldos azules como emblemas de la crisis.

Al examinar Promesa resulta imposible manipular la balsa de silicona azul, o más bien el toldo convertido en yola, y no pensar en la nave al garete de Antonio S. Pedreira, en La Carreta, de René Marqués, o en La guagua aérea, de Luis Rafael Sánchez. En este sentido, el juego se entiende a sí mismo como un gesto por visibilizar la condición colonial de la isla, mientras propone que la solución a la crisis económica y social debe ser parte de un esfuerzo común. Ahora bien, el resultado de este esfuerzo solo puede ser parcial: el pago de la deuda no resolverá los problemas intrínsecos a la relación colonial de Puerto Rico con los Estados Unidos. De cualquier modo, el tablero de Promesa surge como un espacio de posibilidad para imaginar, aunque sea por par de rondas, una realidad distinta en donde los puertorriqueños tienen control de su destino.

Promesa aún no está disponible para la venta.

 

 

 

 

 

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