La voz de Tite Curet

Los días de febrero transcurren como pasar las hojas de un libro de historia de la cultura puertorriqueña. Pensar los días como páginas desde la historicidad misma. Pensar en ello: los días de febrero como páginas de un libro es acercarme –de manera más precisa o tangible– a fragmentos de la memoria histórica de Puerto Rico. El mes de febrero es significativo para la historia musical y cultural tanto de Guayama como del archipiélago puertorriqueño.

El compositor, poeta y periodista Catalino “Tite” Curet Alonso nació un 12 de febrero de 1926 en la ciudad caribeña de Guayama. El mismo mes de nacimiento de los igualmente guayameses Ernesto Vigoreaux Curet (1906–1996) y Elías Lopés (1945–2017); además de ser el mes de nacimiento del muy querido músico ponceño Frank Ferrer, un gran amigo de Tite. Este año 2025 se conmemoran 99 años del natalicio de Curet Alonso, hijo de Catalino Curet y de Juana Alonso –familia del dramaturgo anarquista y artesano, hijo de Guayama, Manuel Alonso Pizarro (1859–1906)–.

El pasado sábado, 22 de febrero de 2025, en la sede del Museo de Historia y Arte de Guayama (MHAG) tuvo lugar el Festival La Voz de Tite Curet. Un evento que se integra al Programa Educativo y Agenda Cultural del MHAG y cuyo objetivo es promover el estudio y la difusión de la vida y la obra del compositor y poeta guayamés. El Museo de Historia y Arte de Guayama y el Comité Camino al Centenario de Catalino “Tite” Curet Alonso, dirigido por el fotoperiodista José Rodríguez, se han unido para honrar a Tite Curet y permitir un espacio de diálogo en torno a esa voz fuerte y contestaria que se puede apreciar en cada composición del hijo de Guayama. Voz que representa al pueblo y sus vicisitudes. Voz negra y aborigen. Una voz que documenta la memoria colectiva caribeña: «Plantación adentro, camará, / sombras son la gente y nada más». Tite une a pueblos que comparten un pasado de conquista y colonización europea. Nos une como una manera de duelo y sanación colectiva: una experiencia de solidaridad caribeña.

El Museo de Historia y Arte de Guayama es un espacio de encuentro cultural en el pueblo de origen de Curet Alonso que reúne a personas diversas. Precisamente el evento La Voz de Tite Curet, celebrado en el MHAG, en la tarde del pasado sábado fue el espacio para escuchar a esta voz siempre solidaria con el pueblo. Participaron en este evento el músico y productor Frank Ferrer, el fotoperiodista José Rodríguez, la cantante y profesora –hija de Guayama– Nelie Lebrón Robles, el profesor y etnomusicólogo Emanuel Dufrasne González, el historiador y músico Pablo Luis Rivera, y el músico y locutor José J. Rivera Lebrón (“Indio Joe”). Cada uno de ellos habló sobre Tite desde sus vivencias personales y profesionales, o como estudiosos de la obra de Tite. Fue un panel de primer orden que unieron sus voces para rendirle homenaje al compositor de más de dos mil canciones. Es preciso señalar que escuchar a Frank Ferrer es sentir la música de Tite. El distinguido y respetado productor musical le dio un toque de sensibilidad y emotividad al evento lo que permitió que esa tarde de sábado de “calor salitral” en Guayama fuera aún más memorable. En el escenario que dio acogida a esta conversación entre amigos se podían apreciar obras de la escultora Gladys Nieves y del pintor Rafael Torres, insignes artistas guayameses que han capturado la esencia del compositor y poeta en sus respectivos medios.

El Festival La Voz de Tite Curet contó con la presencia de Hilda Curet y Astrid Rosero Curet, hija y nieta de Curet Alonso, quienes se dirigieron al público. Los músicos Simón Pérez –cantante de la Orquesta de Tommy Olivencia– y Reynaldo Jorge –trombonista puertorriqueño y músico de la Fania All Stars y de Rubén Blades– también compartieron sus vivencias. El gestor cultural Héctor “Papo” Valentín Yera, fundador de la Organización anfitriona del evento –el MHAG– se dirigió a las personas presentes tanto al inicio como en la clausura del evento con palabras de elogio al compositor homenajeado y recordando, además, a otros compositores y músicos de Guayama y su conexión con Tite Curet.

Tite Curet Alonso estuvo presente en cada instante y detalle del evento. En las voces de los ponentes y en la sonrisa de cada persona presente. La voz de Tite permanece. Su voz vive en la materialidad de la escritura y en la memoria colectiva de su pueblo. Su voz es tan necesaria hoy como lo fue en el pasado y lo será en el futuro. Una voz que es menester escuchar para la permanencia de esa solidaridad caribeña que muy bien representó en vida y nos inspira a emular desde diversos espacios sociales y culturales.

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