Cuando era adolescente mi visión de Israel estaba moldeada por la novela de Leon Uris “Éxodo” y su versión de Hollywood encabezada por Paul Newman y Eva Marie Saint. Los árabes o eran aliados de los judíos – los menos – o violadores y asesinos de milicianas israelitas, como Karen.
Los judíos iban a construir un oasis en el desierto frente a los árabes atrasados. Descubrí las implicaciones fascistas de esta visión cuando en una conversación con un vecino de ascendencia judía – laica – me recalcó que los judíos tenían la capacidad de construir una sociedad moderna y los árabes no y por eso tenían derecho a un territorio en Palestina. Esa versión de pueblo escogido es un elemento importante en la ideología fascista, la que supone que el derecho a gobernar debe ser exclusivo de una elite nacional o religiosa o racial o económica o intelectual o combinación de algunas de ellas o todas.
El movimiento sionista, que surge en el siglo XIX como una versión de nacionalismo hebreo dentro de las comunidades judías dispersas a través de Europa, comenzó por hacer un reclamo de un “Hogar Nacional Judío” en Palestina fundamentado en la bíblica tierra prometida por Yavé a Moisés. Con este reclamo el movimiento sionista inicia una campaña para que los judíos emigren a Palestina a partir de 1880.
Pero debemos recordar que esa tierra, según la biblia, estaba habitada por los Cananeos y Filisteos vecinos de los Fenicios, que contribuyeron también al desarrollo del alfabeto y de la escritura. Todas eran tribus semitas, y este dato es importante recordar porque cuando se acusa a alguien que defiende la independencia de Palestina como antisemita lo mismo se puede decir del que apoya a Israel frente a Palestina.
Es importante recordar también que luego del fracasado levantamiento contra Roma dirigido por Simón Bar Kojba del 132-135(A.D.), la mayoría de los judíos emigraron al norte de Africa, España y lo que hoy son Siria y Turquía, donde desde mucho antes existían -en estos últimos – colonias judías. En el siglo VII(A.D.) Palestina fue ocupada por los árabes y salvo por un breve periodo durante Las Cruzadas estuvo primero bajo el Califato de Bagdad y finalmente – por más de 500 años – bajo el Imperio Otomano. Es bajo las décadas finales del dominio otomano que se inicia la inmigración de colonos judíos; colonos que a medida que se agudizaron los conflictos con los locales venían militarizados – tanto hombres como mujeres -. Es de esos colonos que se forma el Haganah o Ejercito de Defensa de Israel, ya cuando terminada la Primera Guerra Mundial, Palestina cae bajo el dominio del Reino Unido de Gran Bretaña. Poco antes de la derrota del Imperio Otomano, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, el Conde de Balfour, emite una declaración donde promete a los dirigentes sionistas un hogar nacional en Palestina sin menoscabar los derechos políticos de las comunidades no judías en la zona.
Con el tiempo, el gobierno británico promueve entre sus aliados, incluyendo a Francia y Estados Unidos, la idea del estado judío a partir de la deseabilidad de tener un enclave “europeo” en el Asia Menor que pudiera proteger los crecientes intereses económicos de estas potencias en esa zona. Es entonces que la noción bíblica de pueblo escogido se casa con la idea discutida arriba de “civilización superior” y los judíos pasan de ser pueblo escogido si no por Yavé, por las potencias imperialistas de Occidente. Ese apoyo se materializa después de la segunda guerra mundial alentado por el problema de los refugiados judíos sobrevivientes del holocausto nazi.
El estado de Israel se crea por la ONU en 1948, con el apoyo también de la U.R.S.S. – apoyo de esta última posiblemente fundamentado en el temor de recibir muchos de los refugiados, quiénes, aunque muchos eran socialistas podrían ser hostiles al totalitarismo de Stalin y representaban una carga económica inmediata a un país devastado por la guerra. Se dividió Palestina en dos: Israel y Jordania y los árabes al oeste del Jordán – los palestinos de verdad – y los residentes en Jordania no fueron consultados. Los palestinos quedan encerrados en el territorio de Cisjordania y en la zona de Gaza.
En la década de 1960 se funda la Organización para la Liberación de Palestina que junto a otras facciones palestinas van a conducir una lucha de resistencia contra el interior del estado de Israel y en el extranjero. También lanzan una ofensiva diplomática que en el transcurso de los años iría acompañada de una reducción en las acciones armadas y que culminaría en los acuerdos de Oslo de 1992 entre la OLP (encabezada por Yasir Arafat) y el gobierno de Israel encabezado por Isaac Rabin, su primer ministro, y por Shimon Peres, su ministro de relaciones exteriores. Estos acuerdos reconocían la existencia del estado de Israel y la eventual creación de un estado palestino al tiempo que se reconocía a la Autoridad Nacional Palestina como interlocutor del pueblo palestino. Se dejaba para una reunión posterior la delimitación de las fronteras de Palestina en Cisjordania y otros asuntos relacionados al estado de la ciudad de Jerusalén y los refugiados.
En el 2001 se retomaron las negociaciones y se llegaron a unos acuerdos tentativos sobre Palestina donde prácticamente Palestina recuperaba todo el territorio de Cisjordania y la franja de Gaza. Estas reuniones se suspendieron cuando las elecciones de Israel en el 2001 dieron el triunfo a la derecha israelí encabezada entonces por el exministro de defensa Ariel Sharon, quién ordenó el cese de las conversaciones. Mientras esto sucedía el grupo Hamas aumentaba su influencia en la Autoridad Nacional Palestina, proceso que culminó con su triunfo electoral en el 2007, las últimas elecciones que se han podido celebrar en Palestina. Como resultado de los procesos que se han dado posteriormente, protestas palestinas e intervenciones militares de Israel, Hamas terminó controlando la franja de Gaza y la OLP a través de la Autoridad Nacional Palestina ha controlado a Cisjordania.
Hay quienes sugieren que los servicios de inteligencia de Israel estimularon el crecimiento de Hamas para justificar su negativa a continuar las negociaciones. Al darle la espalda a las negociaciones en el 2001, la derecha israelí, con su promoción de las colonias judías en Cisjordania, con su negativa a negociar con los representantes reconocidos del pueblo palestino, al matar periódicamente a palestinos que protestaban los distintos abusos y que solo atacaban con piedras, al reaccionar indiscriminadamente a los ataques a su territorio con la muerte de civiles inocentes, contribuyeron a crear el ambiente para la reciente ofensiva de Hamas.
Israel tiene dos alternativas o negocia con la Autoridad Nacional Palestina la creación de un estado nacional independiente de Palestina siguiendo los lineamientos de los acuerdos de Oslo de 1991 y los que se estaban negociando en la ciudad de Taba en el 2001; o comete genocidio contra el pueblo palestino. Aparentemente los actuales dirigentes de Israel están siguiendo la opción del genocidio. Vale la pena recordar que la venganza apoyada en el Viejo Testamento establecía “ojo por ojo y diente por diente” no mil ojos (o dientes) por cada ojo o diente.