Para quién será la carretera # 10

 

CLARIDAD

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¿Por qué gastar tanto dinero —$535 millones— para ahorrase de 7 a 8 minutos?  ¿Quiénes son los verdaderos interesados en la extensión de la carretera 10 que transcurriría de Utuado a Adjuntas?

Estos son tan solo parte de los cuestionamientos abordados por un equipo de profesionales expertos en sus áreas, como ingenieros y científicos, en un examen de los variados aspectos que conlleva la extensión de la mencionada carretera. El grupo fue convocado por la representante del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Mariana Nogales Molinelli, quien ha estado dando seguimiento al asunto.

El veterano científico Neftalí García y la representante Mariana Nogales Molinelli afirmaron que la extensión de la Carretera 10  se entronca con la explotación minera.

Nogales Molinelli contó que hizo el ejercicio de exploración y constató que cuando se sale de Utuado a Adjuntas por la carretera  123, el tramo se toma de 18 a 20 minutos.  “La carretera a construir se supone que va ahorrar nueve minutos. Se está haciendo una inversión de $532 millones para ahorrar de 7 a 8 minutos”.

“¿Quién necesita la carretera?”, se cuestionó el grupo.

Para García, quien ha estudiado la explotación minera en el país y prepara un libro sobre ello, la carretera a extenderse la necesita la gente que transita camiones que llevan gasolina, diesel y cemento en grandes cantidades; podría necesitarla también gente que transporte enormes cantidades de materiales de canteras. Los puentes de la actual carretera 103 son estrechos, algunos de ellos son curvos, lo que hace difícil ese transporte.

García y la representante Nogales Molinelli dieron a conocer que en dos reuniones que sostuvieron con personal del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, siglas en inglés) le confirmaron que dicha agencia está realizando un Earth MRI, sobre todo del archipiélago de Puerto Rico y sus plataformas, para identificar lugares donde haya minerales estratégicos.  Las reuniones con el USGS fueron a petición de la representante Nogales Molinelli, por haber recibido comentarios de personas que observaron aviones sobrevolando cerca de sus techos en varios pueblos.

García dio a conocer que el USGS tiene un mapa señalando lo que andan buscando los vuelos, que es identificar dónde hay tierras raras. Las tierras raras son compuestos de minerales que se utilizan para teléfonos celulares, cohetes, satélites de comunicaciones, computadoras, para la llamada inteligencia artificial y para cuestiones militares). El país que tiene las mayores reservas de tierras raras en el mundo es China, el 60% en su territorio, además de que es el que procesa del 80 % a 90 % de estos. Estados Unidos y los países europeos también andan buscando minerales raros por todos lados y aquí, en Puerto Rico, hay  algunos lugares donde puede haberlos.

Este agregó  que los estudios  que lleva a cabo el USGS están relacionados con uranio, sodio y con estudios geomagnéticos. Recordó que en 1965 dos compañías mineras sometieron una  propuesta de explotación en el área del río Viví y río Pellejas Abajo, entre Adjuntas y Utuado. El 98 %  de los escombros de la explotación de cobre, oro y plata se iba a concentrar en vertederos o se trituraría para arrojarlos al mar. El proyecto comenzaba en el sector Pellejas, de Adjuntas, y contemplaba para después la explotación del  área entre el río Tanamá y  el río Camuy.

El científico resaltó que en el momento en que el país todavía creía que no tenía recursos minerales, las compañías mineras le exigían al Gobierno (en ese momento, el de Luis a Ferré) construir la carretera de Arecibo a Ponce (la carretera 10), darle agua del embalse Caonillas y establecer un sistema de alto voltaje para la energía que necesitaba el proyecto. En un principio, la explotación era por 20 años para cada una de las compañías y luego cambiaron a 30 años entre ambas. La explotación sería una a cielo abierto.

Edwin J. Irizarry, presente en la reunión, quien era ingeniero de la Autoridad de Carreteras (AC) en el 1967 e hizo los primeros  mapas de ruta  de la carretera, confirmó que los mapas se hicieron con ese propósito.

Sobre la reunión con el USGS, García y Nogales Molinelli expusieron que los funcionarios les confirmaron los vuelos y les informaron que fueron suspendidos entre junio y octubre para retomarlos en diciembre o enero, cuando concluirán los vuelos sobre todo el país porque ya han hecho ¾ partes del trabajo.

Según el USGS, los vuelos radiométricos tienen tres propósitos: primero, estudiar fallas geológicas, en especial en lugares donde ha habido problemas, eso incluye el suroeste; segundo, estudiar lugares donde puede haber derrumbes para tener una idea del tipo de suelo y materiales; y tercero, para detectar minerales estratégicos: aluminio, níquel y cobalto. Además hay un área en el mapa que señala posible presencia de aluminio, que es otro de los minerales estratégicos, y  el cobre, explicó García.

Por su parte, la representante Nogales narró que los oficiales del USGS también le afirmaron que ella había sido la única persona que había solicitado información sobre los vuelos y que era la única persona del Gobierno de Puerto Rico con que habían compartido información del proyecto. Según le dijo el USGS, una vez concluido el proyecto, le presentarán un resumen al Gobierno. Con el único ente que ellos han tenido comunicación es con el Departamento de Geología del recinto de la UPR en Mayagüez.

“La administración colonial no ha mostrado interés en el asunto, porque le entregaron todo lo que tiene que ver con minería al Archivo General”, comentó Nogales Molinelli.  Esta puso en duda la alegación de que el Gobierno no sabe nada al respecto. Tanto García como Nogales Molinelli comentaron que los funcionarios del USGS presentaron alguna resistencia a soltar información. La representante trajo a la atención que se supone que un ente que intervenga en el estudio es el Negociado de Energía, e hizo la observación de que la secretaria Jennnifer Granholm ha venido a Puerto Rico, ya en  seis ocasiones, con el argumento de promover proyectos de energía solar.

En lo que respecta a la construcción, el ingeniero Irizarry indicó que el tramo que falta, que tiene alrededor de 7.6 kilómetros, es el más difícil de construir debido a la naturaleza de la topografía. Esto se debe a que las montañas son continuas, ya que van siguiendo el cauce del rio Tanamá de Utuado. Agregó que como consultor de la AC en el 2017 vio que la extensión costaba aproximadamente $150 millones. La misma ruta en el 2012 cuando se inauguró el primer tramo, el entonces gobernador Luis Fortuño dijo que había costado $75 millones.

A juicio de Irizarry el actual costo anunciado por el gobierno de cerca de $535 millones es mucho dinero, y lo peor, observó, es que siempre hay contratistas que se unen y acuerdan precios. Explicó que la  carretera consiste de la unión de una serie de 20 a 24 puentes y que, a su juicio, desde el punto de vista de la topografía, no es posible separar la construcción. Se supone que en una carretera bien diseñada haya un balance de movimiento de tierra, que no sobre tierra o que haya que conseguirla. Es por eso que cuando se divide el trabajo, no es posible que lo puedan hacer más de dos firmas. En este caso, el Gobierno tiene cuatro, alertó.

Mientras más caro es un proyecto, más ganan los ingenieros que asumen la obra. En este proyecto,  sería el 10 % del costo total de la obra de $535 millones para una población de menos de 40 mil personas en Adjuntas y de alrededor de 28 mil en Utuado. De acuerdo con estudios del Departamento del Trabajo, las personas cruzan de Utuado hacia Ponce para trabajar, pero de Adjuntas hacia Arecibo, el traslado es mínimo.  La mayor parte de la gente de Utuado cruza para  Arecibo y la de Adjuntas a Ponce.

Una vez más, el grupo y la representante Nogales Molinelli cuestionaron cuál es el propósito ulterior de la extensión de esa carretera. Para esa construcción el Gobierno va a utilizar fondos CDBG y CDBG-MIT, los cuales se  supone que son para darle mayor fortaleza a las comunidades en épocas de desastres naturales y evitar que se queden incomunicadas. Las personas que viven en la carretera 123 no tendrán salida hacia esa extensión y para poder montarse en ese nuevo tramo tendrían que dirigirse a Adjuntas o a Utuado.

 

 

 

 

 

 

 

 

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