Todo cambia

 

 

 

Especial para En Rojo

Salió el sol luego de una semana de sombras. Quiero disfrutármelo todo.

La calle parece un gran hormiguero. No ando con prisa. Camino como borracho que regresa a la casa con la chaqueta desaliñada y la corbata virada moviéndose como un péndulo.

Deje de tener prisa hace tiempo. No quiero correr entre multitudes para tomar un tren que me lleve al mundo laborioso.

Utilizo la prisa para llegar al ocio, para mas nada. Me cansé de los empujones y de tener que sumarme a la melcocha de cuerpos sancochados. Tampoco tolero ya el sobaco que deambula ni las pestes que se amontonan.

Realmente hay menos gente trabajando pero muchos más en el joceo cotidiano.

Las oficinas se han vaciado. La gente ha optado por el trabajo virtual. Prefieren reunirse con pijamas y lagañas que empeñar su tiempo en el aseo.

Mi semana laboral tiene dos días virtuales y tres presenciales. En los presenciales me enseñan a utilizar la tecnología virtual y en los virtuales me recuerdan los tiempos presenciales.

Todo cambia como cantaba Mercedes Sosa, menos el café que se toma de pie mientras decides si te vistes para lucirte entre colegas o si te desvistes para una estrujada presencial.

 

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