El plan de ajuste de los cobitos

 

 

Especial para En Rojo

Las personas puente son multitudes de minúsculos cobitos. Entre millares de granos erosionados, emergiendo y encuevando, labran vínculos, toda vez que en sus espaldas cargan la espiral, forma-casa de la vida, enrevesada, paradójica. Los cobitos, quienes juntos y desaforados en el litoral desovan al cobijo de cíclicas noches anuales, saben lo más íntimo de las arenas, huellas de lo remoto, a un tiempo ahuecado por aguas pasadas y rebosante de aguas por venir. También se saben —no pueden por menos— al continuo borde de la muerte bajo el pisotón de las personas muro que, por omisión o voluntad, no les ven.

A este cúmulo de islas y aguas que llamamos país le sobran cobitos, nuestras personas puente. Son movimientos aparecidos y desaparecidos; activistas a toda hora y de toda procedencia, quienes ponen sus talentos, trabajos, voluntades al servicio de las mayorías (casi del todo) aplastadas; artistas que responden sólo a la vocación de su pasión; gestores que convocan, enlazan y crean. Son quienes escriben, investigan, analizan y fiscalizan con la mira más vigorosa puesta por encima y hacia arriba, no para los lados y hacia abajo. Aquellas que, desde el compromiso con-por otra vida, se arriesgan asumiendo portavocías públicas, quienes lideran desde el horizonte y se saben tan efímeras como un nombre trazado en la arena y tan resistentes como esa misma, mutable, honda, superficie. Son los juntes que convocan y acompañan en la protesta, en la defensa, en la denuncia. Quienes siembran, cosechan, alimentan. Quienes entre sí sanan, ríen y nutren, rescatando escuelas, calles y cuerpos. Quienes se comprometen con el amor y con la lentitud, fortaleza y anonimato de sus efectos. Quienes aún insisten en la dignidad. Quienes señalan desde la ternura, a sabiendas de que ya ha corrido tanta sangre, y de que todo apunta a que seguirá corriendo, a pesar de nuestras mejores intenciones.

Hoy, aquí, en esta modesta escritura de desesperanza esperanzada, reconozco y agradezco a una porción particular de nuestras multitudes minúsculas, nuestras personas puente, cobitos incansables. Se trata de los cuerpos, ímpetus y destrezas, entregas, pasiones e inteligencias, convocadas bajo el nombre de Frente Ciudadano por la Auditoría de la Deuda, coalición creada –recordemos– en el nefasto 2016 de PROMESA para apoyar, difundir y concienciar al respecto de los trabajos de la Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público. Esta última, que fuera disuelta por la administración Rosselló-PNP en el 2017 a pesar de que el Frente, entre otros esfuerzos, levantó evidencia de 140,000 personas en apoyo y defensa del carácter imprescindible de la Comisión, había sido habilitada por la ley 97 de 2015. Sin embargo, la propia administración García Padilla-PPD de aquel momento, que reconociera públicamente la imposibilidad de pagar la deuda, se encargó de ralentizar y entorpecer su trabajo. La Comisión, de todas formas, llegó a preparar y divulgar dos informes advirtiendo que buena parte de la alucinante suma de la deuda de Puerto Rico pudo haberse emitido de manera ilegal, y, por tanto, podría ser anulable. El Frente se suscita entonces, compuesto por personas de múltiples sectores profesionales, comunitarios, ambientales, estudiantiles, cooperativistas, sindicales, artísticos, entre otros, para encarnar la dignidad de todo un país que, como tantos otros del Sur Global, se ve exprimido hasta el asfixie por “la deuda” como truco que multiplica riquezas para unos pocos y desposesión para les muches. ¡Quienes “no tienen para pagar” (los endeudados), no hacen más que dar!

Mi memoria sobre todo lo anterior me la refresca la licenciada Eva Prados Rodríguez, una de las guerreras más admirables del Puerto Rico contemporáneo. Toda vez que insiste en mantener nuestra conciencia internacional, recordándome que el Frente forma parte del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM), Eva me explica que a la coalición le interesó desde el inicio girar la conversación pública sobre “la crisis” y “la deuda.” La pregunta debía ser, señala Eva, si debemos pagar, y no cuánto. A la impugnación de la legitimidad de “la deuda,” así como al engorroso proceso de probarlo, había que añadir que, de todas formas, sin que mediara previo proceso alguno en justa representación del pueblo, ya habíamos estado pagándola (¡y con creces!). Las medidas draconianas de “austeridad” que se remontaban a la administración Fortuño-PNP habían inaugurado el patrón: para las mayorías del país, desahucio, mientras que, para las minorías, abultamiento. Para las mayorías, monumental atropello a los derechos humanos más básicos, mientras que, para las minorías, descomunal tumbe en pos de la más obscena opulencia.

Como miles de cobitos en las arenas, desde aquel momento hasta hoy, el Frente no ha hecho otra cosa que laborar, crear y movilizar. Tras la disolución rossellista de la Comisión, el Frente gestó la creación de una comisión alternativa, ciudadana, para la autoría integral del crédito público. No ha cesado de enlazar voluntades, movimientos y organizaciones en pos de generar acciones y palabras colectivas que contrarresten la línea hegemónica del poder, que responsabiliza al pueblo de aquello que lo mata. No ha amainado su ventolera investigativa, de denuncia, protesta, movilización, reclamo y defensa de todo lo vivo en Puerto Rico, en todos los foros posibles.

Como me recuerda Eva, la mismísima Junta de Control Fiscal reconoció en el tribunal la emisión ilegal de buena parte de la deuda de Puerto Rico. Aun así, es artífice, con la complicidad de la impresentable legislatura local y de la rama judicial de los EEUU, de un “acuerdo de pago,” “como si nada.” De hecho, si involucrarse de manera directa en el Frente le ha permitido a Eva ver algo, es “el esquema de explotación económica que tiene el mercado financiero estadounidense sobre Puerto Rico. Es totalmente antiético y deshumanizante. El interés de lucro está por encima de la vida de todo un pueblo.” En resumidas cuentas, como en cualquier serie de intrigas político-capitalistas, pero peor, porque nosotres somos de carne y hueso, el “plan de ajuste” se empujó con la violencia y celeridad que se hizo para evitar procesar judicialmente a bancos e intermediarios involucrados.

Y precisamente por ello, insiste Eva, seguimos y seguiremos. “Yo llegué al junte [se refiere al Frente] en representación del Movimiento Amplio de Mujeres y hoy me ocupa completamente porque al final, trabajas en la defensa de los derechos humanos de todes.” El Frente encamina ahora el análisis minucioso –y la organización necesaria para impugnar y detener– los modos en que se pretende desembolsar a bonistas buitres según el nuevo modelo de pago bajo el “plan de ajuste” aprobado en el foro ilegítimo presidido por la Jueza Swain. El Frente se prepara, así, para lo que Eva describe como “una nueva etapa de crisis,” que, desde arriba, se pretende encarar con aun mayores sacrificios de las mayorías, como es el caso de las pensiones saqueadas, la destrucción de la UPR, el ataque a los municipios, el “plan de ajuste” de la AEE que se avecina, el desplazamiento explícito y sutil, todas las violencias intrínsecas a lo anterior, y la creciente imposibilidad de imaginar y sostener la vida aquí, ahora.

Sin aire, pero de pie, reitero, reiteramos: gracias a todes quienes han forjado el Frente Ciudadano por la Auditoría de la Deuda, así como otros esfuerzos y llamas vinculadas, tales como la campaña Construyamos Otro Acuerdo y el junte de voluntades de Defend Puerto Rico, para acompañarnos y defendernos —y para continuar haciéndolo— en el deliberadamente obtuso e inaccesible mundo de “la crisis” y “la deuda.” Gracias por su incansable labor. Gracias por sostenernos de pies y de manos. Gracias por recordarnos que las personas muro caen y caerán. Gracias por conseguir mucho, muchísimo, con tanto, tantísimo, apostando en su contra. Gracias por hacer para nosotres el gigantesco trabajo de traducción de mundos y lenguajes —“la economía,” “la deuda,” “el plan,” “la ley”— que son inaccesibles adrede. Su mira, su perspectiva, su hilar, han estado siempre en lo esencial: la lucha por otra vida, en pos de la que han sacrificado, intuyo, hasta lo inconcebible. Con ustedes emergemos y nos encuevamos, confiadas en el plan de ajuste de los cobitos: desovar en la arena, abrazar la memoria de aguas pasadas y anticipar, anhelantes, las que vendrán, liberadas.

 

 

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