Gata espacial

Especial para En Rojo

Para hablarles de la situación actual de Ciel Bleu y sus acompañantes tengo que hacer una introducción.

Ustedes recordarán a Laika. Pobrecita. Pasó de ser una perra callejera a heroína nacional en la vieja Unión Soviética. Fue escogida entre otros dos perros. Ladraba mucho, su nombre sígnica “ladradora”, pero era la más lista entre aquellos canes. Voló al espacio el 3 de noviembre de 1957 pero, contrario a la versión oficial el gobierno, murió horas después del lanzamiento por hipertermia –una temperatura corporal anormalmente alta-. Los detalles sobre aquella tragedia no vienen al caso ahora.  La URSS envió ocho perros más al espacio. Seis regresaron con vida. De ellos no se recuerda el nombre.

Estoy segura de que jamás han escuchado el nombre de Félicette. Era una gata. Francesa, claro, con ese nombre. Fue lanzada al espacio el 18 de octubre de 1963 por la Agencia Espacial Francesa (Centre National d’Études Spatiales), fue creada apenas dos años antes. Vivía en la calle -como Laika- cuando los científicos la descubrieron escuchando a un violinista en una calle cerca de Notre Dame. Fue muy querida en la Agencia por su tranquilidad y porque era muy atenta a las lecciones de astrofísica. Finalmente, cuando regresó del espacio -fueron sus quince minutos de fama- Félicette regresó a su vida tranquila en las calles parisinas. Hasta le hicieron una estatua medio siglo después de su hazaña, a cuya ceremonia de develación asistieron varios familiares y asociaciones de felinos.

Bien, Ciel Bleu es una gata especial. Es, como su tatatatatarabuela, espacial. La CENES -por sus siglas en francés-, la entrenó para la reanudación de vuelos tripulados por animales en el programa Zooniverse. La propia astrofelina escogió a su tripulación. En el viaje estudiarían asuntos relacionados con radiación, mutaciones, microgravedad, comida seca y comunicación por la aplicación MIAOU (Modelo de Inteligencia Artificial Omnilenguaje Unificado).

Contrario a lo que podría pensarse, no escogió a ninguna araña. Cualquiera que vaya al cine conocerá a ese personaje ficticio que sufre el mordisco de una araña radiactiva. La picada le otorga superpoderes como fuerza, agilidad y la capacidad de trepar paredes. En la realidad, los efectos de la radiación no producirían mutaciones instantáneas, tan específicas, ni otorgarían superpoderes como se muestra en la historia de marras.

¿Cucarachas? Por supuesto. Ellas tienen una notable resistencia a la radiación. ionizante. Este rasgo se ha observado en varios estudios científicos, pero no significa que sean invulnerables a la radiación.

Sin embargo, donde Ciel Blue demostró su inteligencia y sensibilidad fue al escoger a Cheese, un chimpancé norteamericano, como ingeniero espacial. Y aquí tengo que hacer otra explicación.Varios chimpancés participaron en misiones espaciales durante los primeros años de la exploración espacial. Uno de los chimpancés más conocidos fue Ham, que voló en una misión suborbital Mercury-Redstone 2 de la NASA en 1961. Regresó con vida. Sin embargo, luego de sus quince minutos de fama -todos tendremos ese momento- fue recluido en el Zoológico Nacional del Aire y del Espacio en Washington D.C., donde murió en 1983.

Cheese, tatatatataranieto de Ham, vivió en libertad en la República Democrática del Congo y, al ser identificado ante la insistencia de Ciel Blue, respondió brillantemente al entrenamiento y se integró al programa de Zooniverse.

Me preguntaran por el nombre de las cucarachas. No. No hay una cucaracha espacial específica que sea famosa o conocida por un nombre como algunos animales que participaron en misiones espaciales, como las gata Félicette y Ciel Bleu o los chimpancés Ham y Cheese. Las cucarachas no son individualizadas con nombres como los animales destinados a viajar al espacio. Son utilizadas en contextos más experimentales y suelen ser parte de estudios colectivos en lugar de ser identificadas individualmente. ¿Discrimen?

Si les digo que uno de los obstáculos principales fue un alegato presentado por un hipopótamo que se presentó a la convocatoria de Zooniverse hecha por CENES. Ciel Bleu lo entrevistó. En las actas de esa entrevista -todas eran grabadas- podemos leer el siguiente diálogo entre Kiboko y la gata espacial:

Kiboko: ¿Te has preguntado alguna vez si podrían enviar un hipopótamo al espacio?

Ciel Bleu: Sí, suena fascinante, pero enviar un hipopótamo al espacio es todo un desafío.

Kiboko: ¿Por qué sería tan complicado?

Ciel Bleu: Bueno, hay varios obstáculos logísticos y de adaptación involucrados.

Kiboko: ¿Cuáles serían esos desafíos?

Ciel Bleu: Primero, su tamaño y peso.

Kiboko: ¿Discrimine por mi peso?

Ciel Bleu: No, no, es un asunto…digamos que dificultaría el transporte y el uso de recursos en una nave espacial.

Kiboko: ¿Y qué s?

Ciel Bleu: La adaptación fisiológica sería un problema. Las condiciones de microgravedad y el estrés del lanzamiento podrían afectar su salud de maneras desconocidas.

Kiboko: Lo mismo para todos los tripulantes.

Ciel Bleu: Sí, pero ya se han realizado experimentos al respecto en otros animales…

Kiboko: ¿Hay más complicaciones?

Ciel Bleu: Sí, también hay preocupaciones éticas y de bienestar animal al enviar un animal tan gran…digo, complejo al espacio.

Kiboko: Me sigue pareciendo discrimine

Ciel Bleu: Necesitamos animales que estudien y reflexionen sobre esas

Eh, limitaciones prácticas y éticas y estudios sobre la potabilidad de las aguas en los ríos en países industrializados para pensar en el desarrollo del preciado líquido durante la terraformación.

Que sepamos, Kiboko forma parte de la División de Planificación y Terraformación en el Zooniverse.

Hasta aquí todo está bien. Este es el contexto en el que se formó ese equipo inusual de exploradores. Ciel Bleu, la gata experta en gravedad cero, Cheese, el chimpancé adiestrado para operaciones espaciales, y un grupo de cucarachas especialmente seleccionadas para estudiar su adaptación en el espacio.

A bordo de la nave Aurora -así se llama la nave en honor a la tatatatarabuela de un humano que dirige a los ingenieros de propulsión-, estos intrépidos viajeros se dirigían hacia el límite del universo conocido. Mientras Ciel Bleu observaba con curiosidad desde su módulo, Cheese, con destreza, manejaba los controles de la nave, supervisando el comportamiento de las cucarachas en un entorno de microgravedad.

A medida que la nave se adentraba en el vacío del cosmos, las cucarachas, desafiando todas las expectativas, demostraban una adaptación sorprendente al cambio de gravedad, moviéndose con agilidad entre los diferentes módulos de la nave.

Sin embargo, un repentino problema técnico puso en peligro la misión hace tres días. Un conducto de la nave se averió, creando una fuga de aire. Con rapidez, Ciel Bleu guió a las cucarachas hacia un compartimiento de emergencia, mientras Cheese, con habilidad, sellaba la fuga, evitando una catástrofe. Luego de esa comunicación solo hemos recibido silencio.

¿Este singular equipo logrará superar los desafíos del espacio, demostrando que la colaboración entre especies es posible? ¿Culminarán con éxito la exploración cósmica? ¿A su regreso a la Tierra, se convirtieron en héroes, inspirando futuras misiones interplanetarias y el estudio de la vida en el espacio o terminarán como sus ancestros en la calle o recluidos en zoológicos o en el anonimato entre desechos de comida? No lo sabemos. Por ahora estamos esperando que nos respondan. Hace tres días.

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