Kathryn Bigelow: la que logra dirigir grandes producciones a pesar de…

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En Rojo

Como es de esperarse con el gobierno que bordea el fascismo/la oligarquía y que se consume en la paranoia de Donald Trump y su séquito, el hecho de que se haya estrenado un filme sobre la posibilidad de un ataque a los Estados Unidos por sus enemigos o amigos disfrazados y que ellos no sean los triunfadores, el Pentágono ha expresado su desaprobación de A House of Dynamite, el filme + reciente de Kathryn Bigelow que Netflix ha lanzado en su plataforma masiva. Desde 1964 con el clásico de Stanley Kubrick, Dr. Strangelove or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb y Fail Safe (1964) de Sidney Lumet hasta el + reciente Mission Impossible: The Final Reckoning, el tema de si la supuesta seguridad al país y su población se puede asegurar teniendo un armamento tan destructivo que podría despoblar la tierra, es tema de grandes producciones basadas en realidades existentes e imaginarias. Esta vez, Bigelow—conocida por precisamente adentrarse en ese supuesto mundo militar como lo hizo brillantemente en Zero Dark Thirty (2012)—aprovecha tanto la secretividad como la agresividad militar de tantos países para presentar una situación que con gran posibilidad en veinte minutos finalice en una catástrofe.

A House of Dynamite (guionista Noah Oppenheim; cinematógrafo Barry Ackroyd y un impresionante ensemble) es precisamente una alarma de lo que hemos visto a través de los años desde el desarrollo del armamento nuclear para supuestamente defender a las poblaciones que nada tienen que ver con las decisiones de los elegidos o (auto)nombrados a dirigir los países. Desarrollado en tres partes que se complementan y juegan con el tiempo real, todo comienza dentro de una normalidad de personas en camino a sus empleos que, en este caso, son departamentos gubernamentales ligados a la seguridad nacional de los Estados Unidos. Pero en la estación del radar de alerta en el Pacífico se detecta un movimiento sospecho que es informado por la estación en Alaska y sigue por los canales de seguridad del Departamento de Defensa (ahora guerra) hasta el operativo de emergencia de la Casa Blanca (lo que entonces existía antes de la remodelación de Trump). Todxs se dirigen hacia su lugar de empleo con la seguridad de que este es un día tan normal como los anteriores. Al momento en que se detecta un objeto/misil en dirección específicamente a la ciudad de Chicago, todo se pone en estado de alarma, siempre con la seguridad de que su aparato militar y de inteligencia tiene la capacidad de detener cualquier ataque y puede contraatacar por tal violación a entendidos diplomáticos o tras bastidores. Pero, cuando fracasan en detener a ese CBM (Unidentified Intercontinental Ballistic Missile), tienen 20 minutos para decidir cómo y cuándo atacar al originario de esta violación de acuerdos. Es aquí donde comienza la historia humana.

La trama nos da pedazos de vidas desde el presidente—que es casi el último en enterarse porque es el único que puede tomas la decisión final—hasta secretarios, ayudantes, consejeros con detalles de su normalidad y cómo se altera al saberse al fin de lo conocido. Esa humanidad de cada unx es el corazón de este hermoso y aterrorizante filme. ¿Se puede esperar para saber con exactitud de dónde proviene el ataque? Y si se sabe ¿qué hacer? ¿Quién ataca y quién defiende? Al final todo y todxs se destruyen.

Rescate del pasado

Incluyo en este escrito tres filmes anteriores de Bigelow como ejemplo de su amplitud de temas y estilos a través de su carrera fílmica que ha sido escasa (12 largometrajes desde 1981) pero muy bien pensada.

The Weight of  Water de 2000 de Kathryn Bigelow—1era mujer en ganar el Oscar por Mejor Directora y Mejor Película en 2010—también se refiere a libros ya que Jean Janes (Catherine McCormack), la fotógrafa periodista que quiere recrear en fotos el crimen perpetuado en una isla en 1873, está casada con Thomas (Sean Penn), un reconocido poeta que en este momento solo repite sus versos del pasado y bebe sin parar. La historia del siglo 19 y la del 20 parecen entrelazarse para revelar la verdad de hechos escondidos por sus protagonistas.

Detroit de 2017 es un excelente filme que recrea lo sucedido en una noche en el Motel Algiers durante los motines en la calle 12 de esta ciudad, el 25 de julio de 1967. A través de múltiples miradas se recrea lo que cada uno de estos personajes reales estaban haciendo antes que la noche desembocara en el asesinato de dos jóvenes negros, y las golpizas de siete otros hombres negros y dos jóvenes mujeres blancas a manos de la policía. La recreación de los hechos—que fueron publicados en múltiples periódicos, noticieros y testimonios judiciales—se presenta como algo sucedido en el presente pero escondido y distorsionado por el aparato judicial.

 Strange Days (1995)

El filme es una combinación de film noir, tecnología avanzada, mundo underground, violencia desenfrenada, suspenso, romance. Bigelow incorpora muy bien el anonadador mundo de la alta tecnología en manos inexpertas, la música de alto volumen y voces y sonidos disonantes y estridentes, el vestuario como una declaración, el movimiento como un modo de vida. Dentro de este ambiente que parece girar continuamente y nunca detenerse para poder conversar, establecer distancia o intimidad, para evaluar y pensar, se presenta una historia de una sociedad violentada por la ley y el orden del poder establecido, la rebeldía de los que logran acceso a los medios de comunicación masiva, la explotación que se hace a nombre de la amistad, las historias entre hombre y mujer definidas por el sexo o la amistad y pocas o ninguna vez por el amor.

El protagonista, Lenny Nero (Ralph Fiennes) es un expolicía que se cansó de lidiar con la brutalidad dentro de la fuerza policíaca y que ahora se dedica a comprar y vender “experiencias”. Por dinero y muchas veces por amistad, hombres y mujeres esconden un pequeño aparato en su cabeza (debajo del pelo o gorra) y graban todo lo que ven, oyen y sienten cuando asesinan a alguien, escapan de la policía o de otros matones, tienen sexo, se bañan, se masturban, se inyectan, etc. Lenny entonces vende estas grabaciones a personas que quieren experimentar otras sensaciones que nunca podrían hacer en su propia vida. Es un mercado que crece según las personas se aíslan + y + del mundo exterior ya sea por temor a exponer sus vidas a la violencia rampante de los centros urbanos o porque a través de la computadora en la oficina o la casa pueden manejar todos sus asuntos. Lenny tiene a dos mujeres importantes en su vida. Faith (Juliette Lewis) fue su amante por un tiempo, pero se cansó de él y se ha ido a explorar otros círculos + interesantes como el de la música del momento. Pero no importa que esté ausente porque a través de las ‘grabaciones’, Lenny puede revivir cada uno de los momentos + significativos de la relación. Por otro lado, está Mace (en un ‘tour de force’ para Angela Bassett), la amiga que él ayudó una vez y que ahora lo protege a pesar de estar en total desacuerdo con su ‘negocio’.

Strange Days tiene el tempo de los filmes + recientes producidos en Hollywood: continuo movimiento acelerado por cámara giratoria, cortes de segundos, acción que no se detiene, música que llena todos los espacios, violencia gráfica simulando las grabaciones en video de los noticieros y los programas en vivo de la televisión. Pero se distingue de otros porque tiene buenos e inteligentes diálogos y se atreve a cuestionar en vez de sencillamente repetir lo consabido. Sin duda hay escenas en este filme que nos recuerda a Rodney King y los motines en Central L.A.

The Hurt Locker (2008)

Zero Dark Thirty (2012)

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