Mirada al País-La alianza necesaria: comprensión, audacia y desprendimiento

 

 

Especial para CLARIDAD

 

La historia no avanza con el ritmo regular de los relojes. Hay momentos en que se acelera. Son momentos en que los días cuenta por años y los años cuentan por décadas. Esos momentos abren nuevas oportunidades, pero exigen comprensión y audacia para aprovecharlas. Repetir la práctica anterior no basta. Estamos en uno de esos momentos cruciales en que grandes cambios son posibles, pero no inevitables. Todo depende de nuestra capacidad de actuar a la altura del momento. El momento actual se define así:

  1. La crisis económica y social aguda que ha vivido Puerto Rico desde 2006 (estancamiento económico, crisis de la deuda, políticas de austeridad, Junta de Control Fiscal, huracán María y terremotos, deterioro de servicios esenciales) y la incapacidad de el PNP y el PPD de dar respuesta a esa crisis se ha traducido en el decreciente apoyo de esos partidos. Ricardo Rosselló ganó con 42% de los votos y no pudo completar su término. Pierluisi ganó con 33% de los votos. Según se debilitan se acentúan las pugnas internas en ambos partidos y se desprenden de ellos figuras importantes. El bipartidismo PNP y PPD se está descomponiendo y desintegrando ante nuestros ojos.
  2. Por otro lado, en las pasadas elecciones las y los candidatos a la gobernación de las fuerzas que electoralmente representan la defensa de la gente y el ambiente, concretamente el MVC y el PIP, obtuvieron conjuntamente 28% de los votos (en una elección en que el ganador obtuvo 33%). El MVC ganó la alcaldía de San Juan, aunque se la robaron. Sin duda hay base para construir una alternativa al bipartidismo en crisis, una alternativa que sea democrática e igualitaria, defensora de la equidad y la diversidad y comprometida con el ambiente.
  3. La fuerza de esa potencial alternativa y sus iniciativas en defensa de la gente y el ambiente ya ha provocado la creación de un súper comité de acción política que está claramente dirigido contra los candidatos del MVC y PIP y su programa. Podemos esperar una ofensiva mediática avasalladora contra las fuerzas identificadas como de izquierda.
  4. Por otro lado, Proyecto Dignidad se sigue construyendo como alternativa conservadora al bipartidismo. Recientemente, se ha definido claramente como defensora de la agenda neoliberal. Por ahora, los más importantes sectores privilegiados mantienen su lealtad al PNP y el PPD, que les han servido bien por décadas. Pero esto puede cambiar, si el apoyo a esos partidos sigue cayendo. El salto del alcalde de San Sebastián del PNP a Dignidad es un síntoma preocupante. Si las fuerzas progresistas no actúan adecuadamente, las fuerzas antidemocráticas aprovecharán ese vacío.

El momento, en resumen, plantea grandes oportunidades y grandes peligros. Ante esta situación amplísimos sectores del país colocan sus esperanzas en una alianza electoral entre el MVC y el PIP. No se equivocan. Lo que se deriva de los cuatro puntos anteriores (la crisis del bipartidismo, la fuerza potencial de una alianza MVC-PIP, la organización política del sector patronal, la amenaza de las fuerzas antidemocráticas) es la urgencia de dicha alianza. Una alianza atraerá a mucho más que la suma del MVC y el PIP. Por eso le temen. Por otro lado, que el MVC y el PIP se enfrenten como fuerzas opuestas o en competencia provocará una amplia decepción y será aprovechada por las fuerzas más conservadoras. Sin alianza desaprovechamos la crisis del bipartidismo y abrimos la puerta a que la aprovechen los enemigos del pueblo trabajador, los derechos democráticos y la diversidad. Realizar esa alianza exige audacia y desprendimiento. Tanto el MVC como el PIP deben estar dispuestos a romper con la rutina electoral y con las fórmulas heredadas. La alianza ya está encaminada. Completemos ese esfuerzo con la audacia que el momento, con sus oportunidades y peligros, exige.

 

 

 

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