Desde CAYEY: aguas puras y seguridad alimentaria  o un estacionamiento de 4,300 vehículos en tierras inundables

 

Especial para CLARIDAD

 

Un poco de trasfondo

 

Un tun tun pa’ Cayey al ritmo de mi plena
y un gran coro que truena: ¡Aquí no quiero “outlets”!

coro: música y letra por Juan P. González Ruiz

En enero del 20012, nació el movimiento Cayey para el Mundo, que logró tumbar la llamada Ciudadela de Cayey (un “mall” de outlets con hotel de 100 habitaciones y un casino) en el último gran llano agrícola de Cayey.

 

 

 

La lucha multigeneracional fue de gran creatividad.  Los participantes del movimiento parieron seis canciones, una tirilla cómica educativa, boletines informativos, visitas de puerta en puerta y reuniones informativos abiertas al pueblo, un cine foro ambiental, y rótulos visibles desde el expreso.   En septiembre del 2013, unos 400 boricuas se unieron para celebrar el Abrazo a la Tierra en el barrio Las Vegas de Cayey.  Entre tambores y panderetas, danzas, cánticos y juramentos para velar por el bienestar de nuestras aguas y tierras, los participantes se manifestaron para salvar el último gran llano agrícola de CayeyLlegaron de todos los barrios de la ciudad del Torito, y otros 15 municipios por indignación y por amor al país. Porque lo que sucede en Cayey representa el patrón globalizado de los gobiernos obedecer únicamente al capital y no a los mejores intereses de sus pueblos.  Llegaron porque entienden que no podemos seguir con una economía que desenfatiza la producción agrícola sustentable.  Llegaron a la cordillera de Cayey porque la Tierra y el Agua también tienen derechos, no importa quién tiene el título de propiedad.

Finalmente, los estudiosos legales del movimiento descubrieron que los proponentes de la gran Ciudadela habían cometido fraude para conseguir unos $37 millones de fondos federales para construir un “conector” o rampa de entrada y salida de la autopista #52.  Con el fraude revelado, el proyecto cayó.

Diez años más tarde, el mismo lugar está amenazada de nuevo por este mismo desarrollo inapropiado y potencialmente trágico: ¡un mega-centro comercial (4 x más grande que Plaza Cayey) con casino, y un conector de 4 carriles para el ir y venir del expreso! 

Este desarrollo llenaría de cemento y bitumol nuestro acuífero y reserva agrícola más importantes.  También causaría inundaciones y desahucios de residentes vecinos, y atraería el crimen asociado a los casinos y los centros comerciales grandes.  Peor aún, atenta contra nuestra supervivencia física como país y como pueblo. 

 AHORA MÁS QUE NUNCA

En el supermercado, el costo de mi canasta básica se ha duplicado dentro de un año.  Por lo menos, cuando los huevos de gallina subieron a $6 la docena, much@s puertorriqueños comenzaron a criar gallinas ponedoras.  ¡Más vale!  Porque si los barcos dejan de llegar, por guerra o cualquier otro factor que no podemos controlar, nos urge lograr la seguridad alimentaria.

Mientras tanto, aguas limpias del mundo entero han sido compradas por corporaciones, ya que aparentemente, hoy todo tiene su precio.  El ser originario, madre de todas las formas de vida en el planeta ahora se ve como otra cosa comprable y vendible.  ¿Su valor?  “¡Más que el oro!”

En el 2023, todo país debe asegurar los recursos más importantes para la supervivencia de su pueblo: la salud de sus aguas y el abastecimiento de alimentos.  Un gobierno que no prioriza la seguridad de nuestras aguas y alimentos, NO sirve a su pueblo.  En tal caso, el mismo pueblo tendrá que defender su vida.  Porque esto es asunto de vida o de muerte.

Según la Organización de la Alimentación y la Agricultura (la FAO de la ONU): la seguridad alimentaria es el derecho humano al acceso permanente a alimentos seguros, nutritivos y culturalmente apropiados en cantidad suficiente. Pero ya que Puerto Rico depende en un 95% de alimentos importados*, las amenazas de guerra y cambio climático apuntan a la URGENCIA de asegurar nuestros propios alimentos.

Según Olivier de Schutter, experto sobre el derecho a la seguridad alimentaria, y según el Informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la solución para promover la verdadera seguridad alimentaria a largo plazo NO son los monocultivos industrializados.  La solución depende de que aseguremos las tierras agrícolas locales y aumentemos la agricultura tradicional (de subsistencia, sin envenenar) de siembras diversificadas en todos los países del mundo.  Nuestra agricultura evitará la tragedia de escasez y hambruna por las condiciones mundiales que no podemos controlar.

La seguridad de nuestras aguas es igualmente urgente ya que las de Puerto Rico están amenazadas por: 1. vertederos (oficiales y clandestinos) sin los debidos controles de contaminación y 2. plantas de tratamiento diseñadas para eliminar bacterias del agua potable, pero NO para eliminar contaminantes químicos.

Desde el aceite de motor y los yerbicidas hasta los desechos farmacéuticos y las cenizas tóxicas de la planta de carbón en Guayama, nuestros gobiernos han permitido el envenenamiento de muchas de nuestras aguas.  ¡Nuestras aguas!  ¡Comienzo y sostén de toda la vida!  Y Cayey las tiene puras y abundantes.  En una isla que mide 35 x 100, no podemos permitir que nuestras aguas se contaminen o que se tapen.

Las tierras retratadas en el mapa son el último llano agrícola de Cayey.   Esta misma tierra representa el primer gran acuífero del río La Plata, alimentado aquí por el río Guavate.  ¡No es poca cosa!  El río La Plata abastece a más de la cuarta parte de nuestra población, de costa a costa. Fluye hasta Guayama en el sur, y desde Cayey, cruza por Cidra, Aibonito, Comerío, Naranjito, Toa Alta, Toa Baja, Bayamón y llega hasta Dorado, donde desemboca en el Atlántico.

Cuando desbordan las aguas de sus quebradas y ríos, estas tierras retratadas en el mapa son fertilizadas naturalmente por el aluvión, sedimento altamente nutritivo.  Este proceso natural aporta al valor de estos suelos, descritos como ideales para la siembra de diversos alimentos y para el pastoreo de ganado y otros animales.  Tanto es así, que la Junta de Planificación de Puerto Rico las catalogó en su Plan de Uso de Terrenos como RESERVA AGRÍCOLA.  Sin duda, estas tierras son de gran importancia para nuestra seguridad alimentaria. 

A la vez . . . las inundaciones naturales de este llano llegarían a ser una amenaza terrible si enormes construcciones desplazaran las aguas que normalmente van entrando en las tierras.  Las aguas correrían sobre el cemento para destruir hogares y quizás urbanizaciones completas.

  En la foto vemos que en estas tierras agrícolas de Las Vegas en Cayey, nacen abundantes manantiales que alimentan el río La Plata.  Las áreas sombreadas indican las áreas inundables.  Escudriñemos.  Los ríos Guavate y La Plata literalmente delinean la cabeza del Torito, símbolo de Cayey.  La construcción contemplada mataría al Torito para siempre.

La verdadera riqueza de Cayey son su gente, sus aguas y sus suelos agrícolas.       Digamos NO al desarrollo comercial-industrial de estas tierras en Cayey.  NO al conector PR-158, que supuestamente aliviará el “tránsito pesado” de la carretera #743.  ¡Tránsito pesado en una de las carreteras más apacibles y escénicas del país?   En realidad, dicho conector se propone para dar acceso directo al mega-proyecto de la CIUDADELA de CAYEY.  El conector cambiaría de cuajo el paisaje cayeyano, destruyendo los suelos agrícolas para imponer comercios e industrias que mejor podrían ser ubicados en lugares NO AGRÍCOLAS y que NO sean fuentes tan importantes de agua para nuestro pueblo.

Al decir NO a la destrucción de estas tierras y aguas tan preciadas, decimos SÍ a la seguridad alimentaria y a la protección de nuestras aguas puras de Cayey.  Si quisieras aprender más, intégrate a las actividades de CAYEY para el MUNDO.

Visítanos en FaceBook (Cayey para el mundo), o comunícate por e-meil: cayeyparaelmundo@gmail.com.

 

 *Según los estudios del analista Sadhu Govardhan, autor de Oro Verde: Securing the Future of our Food, en Puerto Rico, las estadísticas de producción agrícola integran las ganancias de todo el renglón agropecuaria, incluyendo las semilleras de biotecnología para la exportación, las industrias de paso fino y los gallos, la producción de flores y otras actividades que NO aportan a nuestra alimentación.  Por ende, aunque las estadísticas dicen que importamos un 85% de lo que consumimos, es probable que Puerto Rico importe más de un 95% de nuestros alimentos.

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