Manifiesto para la fundación de una Sociedad de la Reflexión

 

 

Jorge Lefevre Tavárez

[Las siguientes palabras sirvieron para dar inicio a la presentación de los tres tomos de Desfleques y desafíos el jueves, 23 de febrero de 2023, en Casa Norberto. Desfleques y desafíos es un proyecto de crítica literaria centrada, aunque no exclusivamente, a la literatura puertorriqueña del siglo XIX. Las presentaciones de cada tomo estuvieron a cargo de Roberto Echevarría, Ramón Luis Acevedo e Idalia Morell.]

El conjunto de personas que eventualmente formaron parte del grupo editor de Desfleques y desafíos nos veníamos reuniendo varios años antes de la primera publicación de esta colección de ensayos, y en un contexto informal. Nos encontrábamos periódicamente para, sencillamente, conversar. El diálogo es el gran iniciador de este proyecto. Félix Córdova Iturregui, Manolo Núñez Negrón, Roberto Vela y varias personas más que iban y venían celebrábamos estos encuentros en los que comentábamos y analizábamos un poco de todo, aunque con dos temas principales: la situación actual de Puerto Rico y las manifestaciones culturales del país.

Estos encuentros, por tener como base la amistad, tenían un importante carácter lúdico. Del juego y de la broma, incluso, surgió un nombre. A inicios del 2016, el entonces gobernador Alejandro García Padilla se encontró sumido en una extraña controversia. Una asociación, la Sociedad Económica de Amigos del País, liderada por Richard Carrión, Antonio García Padilla y Dennis Rivera, parecía recibir fondos de distintos intereses patronales y tenía como único empleado al gobernador, con un suelo de $70 anuales.

Es difícil imaginarse una situación tan curiosa o tan literaria como esta: una asociación patronal con nombre de sociedad decimonónica tenía a sueldo al gobernador de la colonia. Le dejo al público oyente el interpretar esta escena, o esta metáfora.

Nosotros, como contrapropuesta, y encantados con el nombre que hacía recordar aquellas asociaciones del siglo XIX, comenzamos a llamarnos la Sociedad de la Reflexión. Y así, coloquialmente, nos referíamos a nuestros encuentros. “¿Cuándo volvemos a reunir la Sociedad?”

Más allá de la broma, el nombre decimonónico que nos pusimos iba acorde con uno de los hilos conductores de las conversaciones: la historia y la literatura puertorriqueña del siglo XIX. Nuestros encuentros se fueron dando en el momento en el que los ataques a la Universidad de Puerto Rico se hacían más violentos: en el 2015, el gobierno de García Padilla congeló la fórmula presupuestaria de la UPR; en el 2016, se aprobó la Ley PROMESA y, con ella, la creación de la Junta de Control Fiscal, que, desde el 2017, busca desmantelar el proyecto más importante de la sociedad puertorriqueña, en términos de la apuesta por el pensamiento, la cultura, la rebeldía y la creación. La crisis, en ese sentido, es el contexto en el que se dieron los diálogos iniciadores de este proyecto.

Bajo este panorama, volvimos al siglo XIX. Muchos de nosotros lo veníamos investigando desde antes. Pero no era este interés en el pasado el único atractivo que le veíamos. En un siglo en el que los espacios democráticos eran prácticamente inexistentes, en el que las fuerzas del imperio eran omnímodas, en el que no existía una universidad nacional (y no se confundan, con todo esto hago referencia al siglo XIX, no al XXI), en un siglo como este, Puerto Rico vio nacer a muchas de sus plumas y mentes más brillantes. No es necesario nombrarlas; ocuparía demasiado espacio nombrar a todos estos hombres y mujeres. Que baste con decir que pusimos nuestra atención en esta época sin universidad, sin intelectuales asalariados, apenas con esfera pública, apenas con instituciones culturales; pusimos nuestra atención en ese siglo en el momento preciso en el que la universidad se intentaba desmantelar, como manera de pensar la cultura de Puerto Rico, de buscar preservar y profundizar lo mejor de este legado intelectual de camino hacia el futuro.

Era necesario, además, preservar un espacio riguroso de discusión e investigación, independiente del espacio académico, al que no necesariamente se le augura un gran futuro. (Este desmantelamiento del proyecto universitario, por supuesto, no es una predicción automática, y dependerá de la correlación de fuerzas que veamos en los próximos años entre las fuerzas neoliberales destructivas y los intereses amplios del pueblo trabajador puertorriqueño. Pero, en lo inmediato, la universidad pública, cada vez más, promueve la pobreza de los investigadores jóvenes que no tuvieron el privilegio de adquirir un puesto permanente, y la universidad privada está plagada por la autocensura como mecanismo para preservar el trabajo asalariado. Ante esto, la creación de espacios autónomos.)

La insistencia en el siglo XIX y en tener encuentros de discusión necesariamente desembocó en un proyecto, en este caso, el proyecto de publicaciones periódicas Desfleques y desafíos. Ya, en este momento, Juan Berríos, quien Félix conocía y con quien conversaba de estos mismos temas, se unió como parte del núcleo editor. Y así, de la broma a la seriedad, comenzamos.

El proyecto se fue configurando en el camino. Cada publicación de Desfleques y desafíos es más amplio que el núcleo editor, ya que participa cualquier persona interesada en reflexionar seriamente sobre el siglo XIX en Puerto Rico. Hemos intentado darle a esta iniciativa un sentido colectivo: en la medida de lo posible, cada ensayo no solo es revisado por el grupo editor, sino que es discutido por todas las personas interesadas en formar parte del volumen en cuestión.

Por otro lado, no toda publicación de Desfleques y desafíos incluye al conjunto completo de estos encuentros reflexivos. No trabajamos con prisa, y no la imponemos: algunos ensayos discutidos para volúmenes previos aparecerán en el futuro, y, cuando sencillamente no hay tiempo para producir, no penalizamos a nadie. Hemos superado el afán de carrera y el método carcelario de lo peor de la academia, y lo peor de la academia es lo que la burocracia administrativa busca imponer. Nuestra velocidad y nuestras escrituras van por otro camino.

Ese es el sentido actual del proyecto, y aprovecho para invitar a cualquier persona interesada a participar del próximo número de Desfleques, que dedicaremos a la poesía puertorriqueña del siglo XIX, en particular aquella escrita por mujeres.

Debo decir, para ir concluyendo, que en la medida en que ha progresado este proyecto, se ha ido profundizando el carácter colectivo de la discusión de los textos. Es cada vez más difícil definir cuál es el grupo editor fijo y quiénes son los colaboradores ocasionales o invitados. En ese sentido, si la tendencia al diálogo colectivo se mantiene, no descartemos que de este proyecto empiecen a nacer, no ya investigaciones individuales discutidas ampliamente, sino investigaciones colectivas, proyectos de colaboración estrecha. Quizás, incluso, algo así sea lo que necesita la crítica literaria en este país, cuya lógica apuesta por la fragmentación, por los cliques, por atomizar el trabajo intelectual. Quizás terminemos pareciendo, en efecto, una de aquellas sociedades decimonónicas que, en el intento de preservar y estudiar la cultura, marcaron hitos y escuelas.

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