Cine en el aire: Confessions of a Dangerous Mind, Hunt for the Wilder People, The Duke

 

En Rojo

Esas siete horas de ida y ocho de vuelta en un vuelo San Juan a Madrid es el mejor momento para descansar profundamente (especialmente si hay asientos vacíos) o ver filmes que nunca llegaron a las salas de cine (si lo hicieron salieron rápidamente) o ni nos habíamos enterado que existían. Confessions of a Dangerous Mind, Hunt for the Wilder People y The Duke son perfectas selecciones para “amanecerse” viendo cine y llegar fresquecito y caminar y comer para superar el “jet lag”.

 

Confessions of a Dangerous Mind (2002)

Director: George Clooney; guionista: Charlie Kaufman; autor Chuck Barris; cinematógrafo: Newton Thomas Sigel; elenco: Sam Rockwell, George Clooney, Julia Roberts, Drew Barrymore, Maggie Gyllenhaal y la ganga de amigxs de Ocean’s.

Este primer filme dirigido por George Clooney nos da la impresión que nos adentramos a la vida y mente de alguien que desconocemos y, por varias escenas, no sabemos qué hace y por qué. Cuando se comienza a construir su vida pasada, vemos a Chuck Barris (Sam Rockwell) casi como un enfermito que haría cualquier cosa por tener sexo con las mujeres que lo ignoran dentro del mundo del entretenimiento—específicamente la televisión en la década de 1950—que tanto le atrae. Miente, se apropia de ideas ajenas, pretende ser inteligente, famoso y conocedor del medio. Y aunque algunas mujeres acceden a juntarse con él, pocas, si alguna, le cree la narrativa que pretende impulsar. Casi de la nada, se entreteje una historia de espionaje cuando Jim Byrd (George Clooney) se acerca a Barris para reclutarlo para la C.I.A. Pero su trabajo y entretenimiento es para llevar a cabo asesinatos sin preguntas ni dudas. Según lo cuenta Barris, su vida es un éxito en ambas profesiones.

El problema es que cuando lo conocemos mucho años después de su etapa exitosa, vemos a un Barris encerrado en un pequeño apartamento, rehusando salir o hablar con nadie y totalmente paranoico. Hablar de lo que siente sería la mejor terapia (y para eso tiene a Penny (Drew Barrymore), una compañera llena de energía que no se da por vencida de sacarlo de su depresión o miedo. Personajes misteriosos entran y salen de su vida con muy poca explicación (como Patricia Watson/Julia Roberts); su vida se torna en fragmentos que son los recuerdos que quiere recordar u olvidar en una vida caótica y sin sentido. Sé que todo esto resulta no muy atractivo, pero el encanto del filme está precisamente en ese crucigrama con espacios que nunca se pueden llenar porque las secuencias están a destiempo. Es el estilo libre y casi desarticulado de Burn after Reading (2008) de los hermanos Joel e Ethan Coen.

Hunt for the Wilderpeople (2016)

Director: Taika Waititi; guionistas: Taika Waititi y Tearepa Kahi; autor: Barry Crump; cinematógrafo Lachlan Milne; elenco: Sam Neill, Julian Dennison, Rima Te Wiata, Rachel House, Oscar Kightley, Tioreore Ngati-Melbourne, Rhys Darby)

Conocí el trabajo fílmico del neozelandés, Taika Waititi en 2019 cuando vi Jojo Rabbit, ese filme que nos dejó a todxs boquiabiertos por su excelente uso de la sátira seria y punzante para narrar momentos difíciles de nuestra historia. Su habilidad de transformar a chicos—niños y adolescentes jóvenes—en personajes complejos, pero con la inocencia de su propia edad, fue uno de los grandes atractivos de este filme con Roman Griffin Davis como Jojo. En este filme anterior, es un chico de 13 años, Ricky Baker (Julian Dennison), que ha estado brincando de una familia de acogida a otra. Casi como último recurso, la trabajadora social, Paula (Rachel House), impone su voluntad para que Hec (Sam Neill) y Bella (Rima Te Wiata), quienes viven en una parte apartada del bosque, se hagan cargo de Ricky. Para imponer su decisión, lleva al policía, Andy (Oscar Kightley) que sirve inicialmente para sellar el pacto. Mientras Hec sigue su vida solitaria, Bella intenta acercarse a Ricky al enseñarle cómo subsistir en condiciones adversas, aparte de contarle historias hermosas de su entorno. Ricky responde al acercamiento de Bella y por primera vez se siente querido.

Cuando sucede lo impensable, la muerte inesperada de Bella, tanto Ricky como Hec, no saben cómo reconstruir sus vidas. Lo más fácil es dar marcha atrás y devolver a Ricky a la trabajadora social para que le busque otro hogar de acogida y Hec continuar con su vida de sobreviviente solitario. Pero Ricky rechaza esta decisión y obliga a Hec a involucrarse emocionalmente en su vida al crear una especie de lazo afectivo que les permite trazar su propio camino. Como todos los filmes de Waititi, todas las situaciones tienen varios significados, la seriedad siempre se mezcla con los malos entendidos y los personajes tienen máscaras que los hacen vulnerables.

The Duke (2020)

Director: Roger Mitchell; guionistas: Richard Bean y Clive Coleman; cinematógrafo: Mike Eley; elenco: Jim Broadbent, Helen Mirren, Fionn Whitehead, Jack Bandeira, Anna Maxwell Martin; Charlotte Spencer, Mathew Goode, John Heffernan.

Como vimos hace poco en The Outfit (Graham Moore, 2022), un renglón del cine hecho en el Reino Unido sobre historias de 1900 a 1980 (llenos de momentos históricos importantes como las maquinaciones detrás de los años de la guerra, el efecto de las inmigraciones en la reconstrucción del país, el efecto Thatcher en las poblaciones mineras y la clase trabajadora, entre otros), se asemeja más a la puesta en escena de una obra de teatro con un escenario limpio. Por esto quiero decir, interiores sencillos y exteriores reducidos a una acera, esquina, callejón y el énfasis en la actuación del personaje principal. En este caso, Kempton Bunton (Jim Broadbent) en 1961 puede no tener las destrezas de los que han estudiado una carrera o una profesión artesanal, pero ha leído lo suficiente como para poder apreciar una obra de arte (en este caso el retrato del Duque de Wellington de Francisco Goya) y tiene la conciencia social de enfrentarse a la policía cuando decide no pagar la licencia requerida por el gobierno para ver la programación de la BBC porque entiende que debe ser gratuita. Su esposa, Dorothy (Helen Mirren), considera este comportamiento tonto y desagradable, mientras su hijo menor, Jackie (Fionn Whitehead), lo considera digno de heroicidad.

Según la historia de la época, sí ocurre el robo de la pintura del Goya, sí se acusa a Kempton del hecho cuando éste lo devuelve al museo. Habrá un juicio público que Kempton utilizará como foro para avanzar sus ideas de la democratización de los medios y el arte. El centro de la trama son las relaciones interfamiliares que tan bien ha llevado al cine Ken Loach para presentar los males sociales de la sociedad contemporánea y la supervivencia de la clase trabajadora. Este fue el último filme de Roger Mitchell (Venus 2006; Notting Hill 1999), quien murió en septiembre pasado.

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