Los desafíos inspiradores de Gena Rowlands

Especial para En Rojo

“You know I think that movies are a conspiracy […] They set you up to believe in ideals and strength and good guys and romance and, of course, love. […] There’s no Charles Boyer in my life, Florence. […] I never met Clark Gable. I never met Humphrey Bogart. […] And no matter how bright you are, you believe it.”

 

Minnie Moore (Gena Rowlands), Minnie and Moskowitz

Un profesor de cine que tuve en el Graduate Center del City University of New York nos dijo con sonrisita sarcástica que los cinéfilos se deslumbran con directores mientras que el resto de la gente se enfoca en los actores. Lo entiendo hasta un punto. Vemos los actores habitando mundos inventados, pensamos que ellos son en realidad como los personajes que actúan y son la referencia que usan los estudios para vender una película. Pero el director, el escritor y una gran comunidad de artistas y técnicos bordan ese mundo al que apuntan las cámaras. Su toque se tiende a perder en la experiencia, especialmente si la película se ve tan solo una vez. Aunque generaliza con su comentario, el profesor argumenta que gran parte de la audiencia no se fija en los que construyen la experiencia visual. Sin embargo, ¿recordaría el profesor la gloria de una Bette Davis como Margo Channing borracha con una copa en mano mientras escucha con expresión melancólica a un amigo tocando el piano en All About Eve (dir. Joseph L. Mankiewicz, EE. UU., 1950)? Es un momento tan poderoso como los ojos sufridos de Maria Falconetti en La passion de Jeanne d’Arc (dir. Carl Theodor Dreyer, Francia, 1928) o el hastío con el que Glenn Close se quita el maquillaje al final de Dangerous Liaisons (dir. Stephen Frears, Reino Unido y EE. UU., 1989). Estas actrices dejan una huella a través de sus construcciones. El director y el cinematógrafo las retratarán, pero ellas pueblan nuestros sueños. Uno de mis directores favoritos, John Cassavetes, demuestra un desenfreno poderoso en su toque como director. Sus actores, entre los que cuentan Peter Falk, Ben Gazzara y Seymour Cassel, entre otros, improvisan bajo la dirección de Cassavetes una masculinidad ruda que esconde una vulnerabilidad profunda dentro de una modernidad compleja. Ellos andan con el fronte de Humphrey Bogart o Clark Gable, pero su hombría refleja su impotencia y falta de control. Y entra a escena Gena Rowlands.

Cuando la poderosa Rowlands irrumpe en pantalla, su ansiedad refleja la resistencia ante el rol de mujer que se le impone a sus personajes. Su lenguaje corporal, por momentos cómico y por otros tan agresivo como el de los hombres que la rodean, devela su dignidad monumental mientras experimenta una serie de situaciones traumáticas. Su Minnie Moore en Minnie and Moskowitz (dir. John Cassavetes, EE. UU., 1972) rechaza los conceptos habituales románticos que nos impone el cine clásico de Hollywood. Minnie, una mujer culta que trabaja en un museo, se lanza a una relación altamente conflictiva con Seymour Moskowitz (Seymour Cassel), un hombre sin ambiciones que trabaja en un estacionamiento. Así, Cassavetes redefine el cine romántico con una protagonista que se aísla de la realidad decepcionante detrás de sus inmensas gafas negras y que descubre la sensibilidad de un hombre rudo que la ama. Los personajes de Rowlands en el cine de Cassavetes defienden su individualidad reconociendo el precio que pagarán por ser diferentes. Las mujeres de Rowland le dan sentido y filo al cine de Cassavetes. De esta manera, la fuerza del personaje de Myrtle Gordon se hace evidente en su angustia de envejecer como actriz de teatro en Opening Night (dir. John Cassavetes, EE. UU., 1978). O en el sacrificio de Gloria al sacrificar su propia vida para proteger de la mafia a un niño puertorriqueño cuya familia ha sido asesinada en Gloria (dir. John Cassavetes, EE. UU., 1980). Rowlands colaboró con su esposo, John Cassavetes, en diez películas. No obstante, el comportamiento delirante de su Mabel Longhetti en A Woman Under the Influence (dir. John Cassavetes, EE. UU., 1974) es de mis experiencias favoritas en el cine.

En A Woman Under the Influence, Mabel es un ama de casa que usa el alcohol para encontrar algún tipo de disfrute y de belleza en su vida rutinaria. Ella tiene tres hijos pequeños con su esposo, Nick Longhetti (Peter Falk), un hombre que la quiere pero que no la entiende. Los problemas mentales causados por su masculinidad tóxica y su falta de empatía ante lo que atraviesa Mabel, producen en Nick una frustración que lo deshacen como persona y lo confunden como hombre. El Nick de Peter Falk va de una sonrisa amistosa y carismática a unos arranques de ira destructivos. Este arremete contra Mabel, sus hijos, sus familiares y amigos. Como director, Cassavetes confiaba en sus actores lo suficiente como para permitirles construir sus personajes con el uso de la improvisación. Falk manifiesta en Nick el trauma de un mundo problemático que tilda a Mabel de enferma. Aunque Cassavetes no idealiza el alcoholismo de Mabel, Rowlands demuestra el gozo de la vida que siente el personaje al beber. Su sensibilidad refrescante y su energía caótica se desbordan al bailar una pieza de El lago de los cisnes de Tchaikovsky al frente de sus hijos y amiguitos. El frenesí de la borrachera de Mabel se repite en el glorioso final de la fascinante Another Round (dir. Thomas Vinterberg; Dinamarca, Suecia y Países Bajos; 2020), donde Martin (Mads Mikkelsen) y su grupo de amigos deciden beber hasta la saciedad para vivir más intensamente. El alcoholismo tiene sus consecuencias, pero para Mabel en A Woman Under the Influence y para Martin en el filme más reciente, este es el antídoto al choque traumático de la rutina. Rowlands usa un lenguaje corporal teatral con destellos sublimes que se resiste a la sobriedad de los que la rodean y que contrasta los movimientos burdos de Nick.

Aunque John Cassavetes es el director, Rowlands asalta con sus personajes las prisiones sociales que limitan a todos aquellos que habitan sus márgenes. Desafortunadamente, Gena Rowlands murió el pasado 14 de agosto a sus 94 años. Se ha ido una de mis actrices favoritas de todos los tiempos y tan solo puedo repetir las palabras de Fito Páez en su canción, “Circo Beat”, “yo me muero con Gena Rowlands.” Los invito a degustar del trabajo de Rowlands, que pueden ver en HBO Max. Aunque Minnie and Moskowitz es difícil de encontrar en streaming, hay una copia de la edición de Criterion Collection en YouTube. Corran a verla antes de que la quiten.

 

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